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File #60: "19_el_corno_emplumado.pdf"

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•'¡fe».

1

9

Pensando en la llave, cada cual
confirma una prisión.
T. S. ELIOT

Once crime ivas as solitary as a cry
of protest; n o w it is as universal
as science. Yesterday it was put
on trial; today it determines the laic.

ALBERT CAMUS

A m
SCQC]

el

c o r n o

e m p l u m a d o

número 19 • jaüo 1966

the

p l u m e d

number 19



h o r n

julj 1966

U N A REVISTA D E L A C I U D A D D E M E X I C O

editores:
Sergio mondragón
margaret randall

asistente editorial:
judith gutiérrez

Poesía, prosa, cartas en español e inglés, arte. Toda correspondencia diríjase al Apartado Postoi No. 13-546. México 13, D.
F. Originales que no se publiquen no serán devueltos si no se
acompañan de timbre y sobre. Los deredios regresan a los autores 30 días después de la publicación. E L C O R N O E M P L U M A D O se distribuye en América Latina, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia y España.

representantes/representatives:
hansjorge mayer, Alemania, Germany; ektor nho & victor garcía
robles, Argentina; adrián rawlins, Australia; haroldo de campos,
Brasil; george bowering, Canadá; nicanor parra, Chile; nazarío
román, Costa Rica; roberto femández retamar, Cuba; gonzalo
arango, Colombia; idises estrella, Ecuador; ansebn bollo, Inglaterra, England; marco antonioflores,Guatemala; malay roy choudhury, Calcutta, India; miguel ángel femández, Paraguay; raquel
jodorowsky, Perú; jaime carrero, Puerto Rico; rubén yakovski,
Uruguay; ludovico silva & josé moreno, Venezuela; a. fredric
franklyn, serge gavronsky, ron connally, lawrence ferlinghetti, alex
rode, j. d. whitney, john miller, Estados Unidos, The United States;
josé batlló, España, Spain.

A M A G A Z I N E F R O M M E X I C O CITY
editors:
Sergio mondragón
margaret randall

editorial assistent:
judith gutiérrez

Poetry, prose, letters in english and Spanish, artwork. All correspondence should be addressed to Apartado Postal No. 13-546,
México 13, D. F. Manuscripts not accompanied by intemationsJ
reply coupon will not be returned. Allrightsrevert to authors 30
days after publication.
Copyright 1966.

sumario

conteuts
ñola de los editores / editor's note 5
tres poetan finlandeses
vilho ka java 7
arvo turtiainen
eeva-liisa manner

9
12

thirteen Canadian poets
george bowering 24
lionel kearns
38
fred wall
40
victor coleman
41
John newlove
45
nelson ball
48
49
dan m c leod
david m c fadden
50
daphne buckle
51
frank davey
55
david cull
57
William hawkins
58
red lane
59
paul blackburn - traducción de leandro katz 61
alien ginsberg - traducción de arnold belkin
63
jan arb
66
x-504
67
antonio sousa
70
femando cazón vera
73
Óscar jurado
74
mercedes Cortázar
75
álvaro medina amarís
78
miguel barnet
78
miguel alberto bartolomé
79
edward kissam
82
j. d. whitney
85
carroU arnett
87
william leo coakley
89

alvin greenberg
90
c. w. truesdale
93
margaret randall
97
eleanor an tin
110
simon perchik
111
ed stone
112
besmilr brigham
Hi
2 0 poetas españoles contemporáneos
Carlos lerena alesón 126
ángel gonzález
129
gabricl ferrater
132
José manuel caballero bonald
136
Carlos álvarez
140
José agustín goytisolo
143
jordi sarsanedas
147
Jaime gil di- biedma
119
xosé luis mendaz ferrín
151
claudio rodríguez
156
158
joaquim horta
manuel vázquoz montalbán
161
José miguel ullán
163
salvador garcía-bodaño
165
José ángel valente
167
manuel aragón
168
Carlos sahagún
170
miquel bauca
172
Joaquín marco
174
José batlló
175
cartas - letters - cartas - letters 179
ernesto cardenal, miguel ángel feínández, leandro katz, m a .
del carmen suárez, edward kissam, theodore enslin
notas sobre los colaboradores
contributor's note
191

189

dibujos/drawings: felipe ehrenberg
The Spanish translation of "America" is from the original english
published by City Lights Books, San Francisco, California, in
theár 1956 edition of H o w l and Other Poems by Allen Ginsberg.
Copyright 1956 by Allen Ginsberg.
Color reproduction of cover painting by Willem DeKooning courtesy
Sydney Janis Gallery, N e w York. This painting first appeared in
the book Willem DeKooning by Thomas B. Hess, BraziUer and Co.,
N e w York.

N O T A D E LOS EDITORES

el corno emplumado sigue siendo la ventana de lo vital en la crea
tividad de nuestros días, el aljibe que recibe y trasnaite la visión
de los poetas que a lo largo del continente, y en inglés y español,
son la voz de su tierra y el centro de una época que nadie mejor
que ellos puede percibir y descifrar, para hacer esta revista pasamos no sólo dificultades económicas, sino que hasta debemos enfrentar la incomprensión, la estulticia y aun la mala- fe de muchos
intelectuales que no comprenden el lenguaje de la poesía de hoy,
se les escapa el significado de su nuevo simbolismo, y se niegan
a ver en ella el horizonte que nuestro momento les ofrece y la
problemática espiritual que, como río en su cauce, como daga en la
herida, esta poesía introduce en nuestro tiempo, en nuestros sueños
de comodidad, en nuestra ceguera cotidiana, y por eso, porque
creemos en la nueva poesía, e¿ corno emplumado seguirá cantando
por la boca de esos otros, los poetas que a diario aman la vida y
la trasmiten en cantos, en amor y en flores para ese mismo hombre
que tanto empeño pone en ignorarla y disminuirla.
EDITOR'S NOTE
since the beginning of el como —almost five years ago— what
began as intention has become a continuing reality, i is probable
t
that this reality can only be undestood by viewing the nineteen
issues to date as a moving totality, when, from time to time in this
note, we emphasized a breaking down of barriers, an avoidance
of "isms" and groups, the desire to publish a good poem by a
communist guerrilla next to a good poem by a catholic monk, we
meant simply to provide a showplace for all that i vital and means
ingful in contemporary creativity, social involvement or the purity
away from that involvement are largely matters of place, locale.
this is made and said in the poem, or in the story or painting or
photograph, what concerns the artist's l f —his Avay of seeing
ie
his world— continues to be expressed on another level in the letters
we publish, they are not written for publication, but to us as
editors, poets, friends, our use of them in this way i not designed
s
to show the writer up but to show today's world what poets think
and feel outside the lines of their poems, this magazine will continue to answer today's quetions —artistic, political, moral, demanding— by providing a place where today's poets may answer
each other and the world through their conscious and unconscious
commentary, i is a necessity, as a historical fact, a piece of bread.
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m e r e s e r v e el d e r e c h o a e r e re net
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¡que s e p e r c i b o d é l o v e n V o á e

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íóí i v u s m

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p o e t a s

f i n l a n d e s e s

ViLjo Kajava
BUENO ES EL MAR
la orilla del mcir
los caracoles serán molidos en arena blcinca,
las olas pierden su transparencia azul,
las tablas grises, quebradas
arden en su infinita soledad;
a la orilla del m a r
yacen las aves con las alas extendidas hacia la muerte
clavando sus picos en la arena de los muertos;
a la orilla del m a r
gira el resuello de las aguas su eterna vuelta
y la voz de las profundidades sin fondo
en vano busca un oído donde perderse;
a la orilla del m a r
se congela la ondulante sangre de las algas,
la hierba tiene sabor a sal,
y en el fondo del viento resuena, sordo,
el eco lejano de lo eterno.

VILJO KAJAVA
Este es el reino silencioso de la piedra,
un m u n d o olvidado, poderoso.
La escritura grabada en las rocas
nunca divulgará sus secretos,
el brillo en el pecho de la piedra
es la helada gota de luz de una estrella
que una vez estuvo girando por los universos.
Nacen flores entre las piedras,
estallan, se apagan.
Las hojas salobres se extienden como lenguas
a los vientos, lamiendo las lluvias de la madrugada.
Las tablas hundidas en la arena gris
empapan la bruma como si fuese un sueño de plata.
La frente poderosa de la montaña alta, reposada,
donde el liquen verdinegro se hincha con la humedad de la noche,
suda agua negra que gota por gota
va cayendo en la bahía del mar.

B r u m a y lluvia
son los orgullosos pensamientos del hombre
como lágrimas que han perdido su luz
corren por su cara
cayendo en la noche que sabe a tierra
bruma y lluvia
son los contornos del cuerpo del homifre:
el océano de la eternidad los borra
y la silenciosa tormenta de lo infinito
los quiebra en noches que no tienen nombre,
y de la figura querida quedará
sólo la imagen de la memoria, ya sin contomos
bruma y lluvia
espuma del inexistente mar de los sueños
huellas perecederas en la bocina del canto:
murmullo bajo en un sueño en cuyos grises colores
el triste perfil se dibuja por un momento,
teñido del rojo de los cabellos que arden con llamas delicadas.

Arvo Turtiainen
DOS melodías
Cantad vuestras marchas militares,
dejad que suenen vuestros himnos patrióticos,
qué fácil será mecerse con su ritmo, soñando
con espadas, con grandes hazañas.
El son de nuestra canción será otro.
En él sonará el duro murmullo de las fábricas,
el ruido de los árboles que caen en la fría niebla del norte,
el gruñido bajo, terrestre, de los días de pago.
La vida noa ha dado las palabras,
ahí van:
Grande será tu levantamiento, pueblo engañado,
pisado, robado.

DESPEDIDA DE LA AMADA
Vendrá la guerra,
tengo que irme.
N o m e olvides.
Vendrá la guerra.
Vivimos a la sombra de las alas de la muerte.
N o tengas miedo, no m e olvides.
Por esos ojos
que quiero:
Ñ o m e olvides.
Volveré, soldado,
izaré la bandera de la vida,
sobre las tumbas, sobre las ruinas levantaré la bandera
de la vida,
volveré con las alas de la revolución,
con el corazón colmado de amor.
Levantaremos la bandera del porvenir, toda roja.
Alegraos, muertos, vuestras lágrimas no fueron vanas.
Sonreíd, ruinas - crecerá otro mundo sobre vuestros hombros.
Grande será el día cuando vuelvan los soldados.

ARVO TURTIAINEN
LA GRAN BOCA
Estas fronteras nos ahogan,
vociferaba la Gran Boca,
más espacio,
más aire,
más libertad,
¡ libertad!
Y la Gran Boca dio sus órdenes:
las fábricas empezaron a aullar, vomitando
tanques
cañones
aviones
municiones.
Y la Gran Boca mandó: ¡Adelante!
Y el mundo se convirtitó
en un infierno de sangre y de locura.

CIXCUENTA GRADOS BAJO CEUO
En las noches de enero
cnijen los dientes de las estrellas
mordiendo
el pan del frío.
En las noches de enero
navega la luna
como un ataúd
rumbo a su infierno azul.
Los bosques negros
se estremecen.
Se congelan las cortinas
de la aurora boreal.
En las noches de enero
relumbra
el puñal del frío
en la mano de la muerte.
10

ARVO TURTIAINEN
REDENCIÓN
Tenía los ojos azules como el agua
y unas barbas rubias y ralas.
Siempre le saludábamos gritando,
¡Cristo, Cristo!
Así era, sastre aprendiz
que tenía una fe.
E n las tardes de verano, cuando el rojo disco del sol
se abogaba en el mar, se le veía en las rocas del Parque
de los Pozos, repartiendo sus folletos evangelistas
a mujeres cuyos huesos ya crujían de puro viejos;
se podía leer en ellos presagios milagrosos
del último día, el día del juicio,
y de la gran alegría que espera a los que creen, firmes,
en el mensaje de la sangre de Cristo.
Cuando nosotros, los muchachos atrevidos y mafíosos
de los barrios bajos de Helsinki,
jugábamos a la guerra en los patios hediondos,
solía llegar él, diciendo:
— N i ñ o s , ¿para qué jugáis a la guerra?
Apartaos, bien sabéis
que la guerra mata.
Niños,
hoy día, en este momento
los hombres y su felicidad mueren destrozados,
y aquella guerra no es ningún juego.
Venid, niños, que yo os enseñaré
un juego de paz.
Y nosotros, parados ahí, algo avergonzados,
sin saber qué hacer.
U n momento esperamos.
D e pronto alguien soltó la risa,
alguien lanzó la primera piedra
y todos empezamos a gritar
con nuestras voces agudas y chillonas:
¡Cristo, Cristo!
11

ARVO TURTIAINEN
Así fuimos redimidos, los pequeños salvajes,
un verano en un humilde patio,
mientras otra generación de varones se hacía pedazos
en una gran guerra mundial.
Y el verdadero hijo de Dios se aburría,
olvidado en su cielo, a la derecha de su padre
viejo, ya demasiado viejo.

Eeva-Liisa M a n n e r

JUEGOS P A R A LOS Q U E ESTÁN SOLOS

He pasado todo el día sentada a la sombra de un árbol viejo,
amistoso,
soñando con mis sueños, platicando con los muertos.
Las lluvias vienen y se van, yo sigo aquí, sentada,
mis manos están ociosas, mis ojos saben mucho,
m e alimento de granos, como los pájaros, mi barriga crece,
qué otra cosa podría hacer sino meditar con las piernas cruzadas?
Pero los sueños son largos, los muertos viven eternamente,
tienen muchas vidas, les doy a comer granos,
envidio a los pájaros tan atareados, estoy amarga por lo que soy,
fatigada, llena de añoranza.

12

EEVA-LIISA MANNER
D E LA SUPERIORIDAD D E L A G U A E N C O M P A R A C I Ó N
A L A TIERRA

Gran parte de mi obra ha nacido del asco, pero estos poemas
nacieron del amor: biografías de voces y de olores. H e amado
a la tierra y al agua que yacen hombro a hombro como un
matrimonio,
Ja una tratando de calentarse, la otra reteniendo el calor; la una
caliente, la otra fría; la una compleja, la otra sencilla:
•distintas, sin" conocerse, condenadas a la fidelidad.
Las he amado como sólo se puede amar a cosas imposibles de
comprender.
Y o misma he nacido de las dos, existen en mí ambas materias
irreconciliables; sin embargo, no soy de ninguna. Soy de sangre
y ceniza y de percepción sensoria. Sé lo que soy; quién soy? no sé.
Sé dónde estoy; por qué? no sé. Sé de dónde vengo: de la materia,
de la añoranza. Adonde voy, no sé.

Estoy en la orilla, un vértigo de vacío se apodera de mí; quisier
volver al principio: al agua, de la que estoy enamorada.
N o añoro a la muerte sino a un estado en que se flota y se sueña. Yo,
compleja, añoro la honda sencillez del agua; la tierra tiene
muchos apellidos, pero el agua es el padre verdadero.

POSTLUDIUM
Ven al patio de la meditación
cuando el cielo es como una perla oscura,
y la hora del mediodía, tibia, quieta,
duerme en siete pájaros a la sombra de siete árboles,
y las siete aguas duermen, recogiendo sueños,
hasta que la luz se mueve una pulgada
y los colores caen desde su escala
sobre los árboles, tintineando,
echando su red en la profundidad de las aguas.
Oirás el trueno de las olas, el murmullo de los árboles,
el canto de los pájaros y la voz de muchos Budas.

13

EEVA-LIISA MANNER
PORQUE TU ERES EL ADVERSARIO

Protégenos en estas tierras quebradas, donde fuimos echados a través del universo, para que brillásemos en la nieve, contra
el infinito,
protégenos de las ciudades que se desmoronan, de los poderes de
cartón, de todas las Romas que apestan, cuando la historia se cansa y los pueblos se desorientan;
protégenos de los Oscuros y de los Claros, de los poetas y de los
escritores de la Razón, protégenos de todas las creencias, griegas y judías, del Cristo de las naciones,
porque tú eres el Adversario, águila crucificada por las
alas, no eres el hombre triste, gran consolación, engaño
que será imitado hasta la estigmatización, y que los
pontífices lotófagcs envuelven en palabras melifluas j
mojadas,
protégenos de sueños vanos, protégenos de horrores innecesarios,
despiértanos para que siempre veamosl nuestra diaria
culpa que Tú no has expiado; no nos perdones demasiado pronto,

protege nuestro cuerpo de la tentación de la inmortalidad, nuestr
alma del éxito y la paz, nuestra memoria de las flaquezas humanas, para que nunca dejemos de buscar
la pregunta a la que nosotros mismos somos la respuesta,
y detrás de lo mucho, déjanos encontrar lo Uno cuya esencia no
conocemos, cuya belleza no comprendemos, lo Uno que
siempre nos influye quedándose inmutable,
lo Uno que es el corazón de los seres, El mismo inexistente; el
espíritu del lobo y del pájaro, El mismo sin espíritu.

14

w

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r

Paul Blackburn

RESENTMENT
(after Li Po)
She has slammed the shutters closed
and s t with her brow furrowed
is
face like a frying pan, thinking
Her eye shadow is
beginning to run at each corner
Can't figure out why she is envious

P O E M T O A D E A D GIRL
(after Li Po)
The room was filled with flowers
You boke m y bed, baby, then
you went away.
I never used that blanket again
Three years since that day,
a perfume s i l hangs in the air.
tl
Its odor stays
and stays . but you go
and go forever . Autumn comes miserably
leaves yellow and f l / dewdrops are white
al
They gleam on the green mosses.

16

PAUL BLACKBURN
RESENTIMIENTO
( a propósito de Li Po)
Ha cerrado las persianas de un golpe
el ceño fruncido
y se sienta
su cara como una sartén, pensando.
La sombra de sus ojos
comienza a correrse en los rincones.
No
entiendo el por qué de su envidia

POEMA A UNA MUCHACHA MUERTA
( a propósito de Li Po)
El cuarto estaba lleno de flores
Rompiste mi cama, nena, para
irte lejos luego.
Nunca usé aquella cobija
Tres años desde entonces,
un perfume aún cuelga del aire.
Su olor se queda
permanece - Pero tú te vas
te sigues yendo para siempre - El otoño llega miserablemente
las hojas se tornan amarillas y caen / el rocío es blanco
Las gotas centellean sobre el musgo.

17

PAUL BLACKBURN
HOW IT IS VERY QUIET NOW

at 4
on a spring
morning,
the rain phased out
when it
thundered earlier
I looked at the dried seeds
grapefruit, tangerine, orange, on
the kitchen table
plant them today or tomorrow
I go to lie d o w n
next to m y wife
in the dark room

FACES I

W h o in N e w York in 1965 would have
such incredible taste as to do a little girl's hair
in long skinny skeins of curl ala
Shirley Temple, Little Miss Marker stage?
The wonderful Puerto Ricans. The
taste so bad, the effect is wondrous
beautiful, and so she is
a brown litüe waif-wife, 5-yr-old opposite, me on a
Lexington Avenue train
in a peppermint red-&-white stripe dress with
some legend needlepointed neatly in across
the bottom of the skirt I can't read

BELO - TO i says.
t
18

PAUL BLACKBURN
QUE QUIETO ESTA TODO AHORA
A las 4
de una mañana
en primavera
cesó
la lluvia
más temprano aún
cuanuo tronó
eché una mirada
a las semillas secas
toronja mandarina naranja
sobre la mesa de la cocina
las sembraré hoy o mañana
Voy
a recostarme
junto a mi mujer
en la penumbra del cuarto

CARAS I
¿Quién podrá haber tenido un gusto
tan increíble como para enrular New York, 1965 - e cabello
l
de una niña
en largas y delgadas madejas a la
Shirley Temple en "La Niña de los Rizos de Oro"?
Los sorprendentes puertorriqueños. Tan
mal gusto, el efecto es admirablemente
hermoso, como ella
una pequeña y morena huérfana-esposa, 5 años, frente a mí
en un tren de Lexington Avenue
vestida a franjas rojas y blancas,
un paquete de pastillas, con
una inscripción bordada pulcramente sobre
el borde de su falda
no puedo leer

PERTE - A dice.
m

PAUL BLACKBURN
She pulls it down prim looking at me
reproaching C a n it be?
Sre thinks I'm looking up her dress?
So I do.
Not very interesting.
It's her eyes that get m e : the
severe quality in the reproach
has already faded, receded in favor of
-migod- friendliness.
A friendly reproach, then, from Shirle Temple,
that's fading away, and there's a
look of satisfaction (5 yrs old?)
that makes m e wonder what m y face looks like.
The part of the skirt she'd tucked between her knees
pops up again
starch, crinoline, m a y b e ?
well, it's still not vt-ry interesting.
Her father finds something, tho, there's a spot
just above her right knee, bruise, dirt, what's
that? he asks, she shrugs, he takes his hand away.
The letters visible on the skirt read n o w :
-LONGS -TOI guess the legend now, i ' incredible, he
ts
can't keep his hands off her legs, lays
liis slender hand over her knee just ag
they rise to exit at grand Central
Station. Well, I'm right, the skirt
does have a crinoline & the message reads finally:

M Y HEART BELONGS TO DADDY
I'll just bet . The curls down
the back of her neck are perfect. In
her care not to scuff the patent leather shoes
with their sad shine,
she stumbles a bit at the doors
Goodbye Shirle Temple, goodbye!
which close
all at once

ID

PAUL BLACKBURN
Pudorosa se arregla mientras me mira
¿reprochándome? ¿Podrá ser?
¿Pensará que le espío bajo el vestido?
Eso hago.
Poco interesante.
Son sus ojos los que m e atraen: la
severa cualidad en el reproche
ya se ha desvanecido para retroceder a favor de
--diosmío— cordialidad
Un reproche cordial, pues, de Shirley Temple,
desaparece dejando
una mirada satisfecha (¿cinco años?)
que m e hace pensar en mi propia cara.
La parte de la falda que ella apretaba entre sus rodillas
se alza chasqueando otra vez
almidón . crenolina quizás
bien, aun así no es m u y interesante.
Su padre halla algo, sin embargo, una mancha
exactamente arriba de su rodilla derecha, magulladura, suciedad,
¿qué es
eso? pregunta, ella se encoge de hombros, el padre retira la mano.
Las letras visibles en la falda ahora dicen:

- NECE

A

Y a adivino la inscripción, increíble, él
no le quita las manos de encima, las apoya,
delgadas, sobre su rodilla mientras
se levantan para salir a Grand Central
Station. Bien, estaba en lo cierto, la falda
tenía crenolina y en el mensaje se lee finalmente:
MI C O R A Z Ó N P E R T E N E C E A PAPI
M e juego que sí. Los rulos bajando
su nuca son perfectos. Cuidando
de no rayar los zapatos de charol
con su brillo triste
tropieza levemente ante las puertas
Adiós, Shirley Temple. Adiós.
que se cierran
de inmediato.
(Trad. Leandro Katz)
21

I

t

^

t h i r t e e n

C a n a d i a n

p o e t s

George Bowering
HAMATSA
1.
The poet among us said
the west Coast i unknown,
s
a bird in the rain.
There is Matem, occupying
the top of a new mountain,
a large bird with eyes for
the hunter w h o wishes
to fly.
The poet among us
has flown, in solitude
to the near mountains. The
mountains in the sea
where the sun goes down
and raises the tide.
But I have seen
BaxbakuaJanuxsiwae
at the mouth of the river
disgorging into the straits,
and his bird
Qoaxqoaxualanuxsiwai, the raven
w h o eats the eyes.
The wise man's eyes
are in his head, said
the poet among us, I have seen
into m y sea of changes, i
t
is inside m e , and the book
I read below the mountains.
The Kwakiutl boy
w h o would eat the flesh
of his people must meet Baxbakualanuxsiwae
at his house where blood red smoke

24

GEORGE BOWERING
rises to the sky, Hood
dissipated in the blue there.
Only a few in m a n y m a y
eat h u m a n flesh, and swallow the sea.
And Baxbakualanuxsiwae has two women,
Dominoqu his wife, bringer of corpses,
and Kinkalala, her servant.
A n d the birds, said Qoaxqoaxualinuxsiwae
the eyeball-eater, and Hoxhok
with long beak for skull brains.
A n d also the grizzly bear,
called Haialikilal.
Here at Kitsilano Beach, we gather
driftwood to a pile and burn
bonfires, the long sky color of the sea.
The poet among us speaks of mountains.
Where snow is Chinese, the w a r m house
full of wise words, far from the shore.
A n d his head is a house
of wisdom, w a r m inside bone.
The Kwakiutl youth aspires
to become Hamatsa, the elite,
his patron Baxbakualanuxsiwae,
in a word, he-who-may-set-human-flesh,
four pieces at a time,
to swallow without chewing,
then disgorge with swallowed sea water.
The poet among us goes to the University
of British Columbia, on Spanish Banks,
a forest of dead sailors.
Where the industrial smoke of higher learning
rises to the sky, merging with smoke.
"A man must have cars
from word to word,
not to go soft
or his life will go soft"
he says, in the fire-glow.

GEORGE BOWERING
Clouds, meanwhile, loom up
from Japan's ocean, the air turns cold,
the beer makes us shiver.
Matem gets up on his wings,
l f s himself to the next mountain.
it
Hamatsa stalks the forest
looking for a burial-tree.

2.
I am a new voice now—
this is Hamatsa—
and I want to say
what I have is
a fucking awful job.
Let me tell you:
I wear the mask and dance the dance
of dead Baxbakualanuxsiwae
I met on the mountain,
and m y sister sits among the women.
She does not know me.
No hot stones for m y feet.
And that is not so bad.
Hap! Hap!
M y sister fears me, the cry
I learned in the forest.
Hap! Hap!
She must be m y Kingalalala,
she will bring m e flesh
from tops of trees,
torn between her fingers
for m y legend.
The men fear me too, it is why
I became Hematsa,
I move among them.
biting flesh from their
arms and chests.

26

GEORGE BOWERINC
They come to m e with the rattles
dancing, crying Hoip! Hoip!
to ease m e in their direction.
telling m e whose meat to devour,
which way to make their
politics.
Later, in my cabin I receive
the old Hamatsas, with the flesh
irom trees, saying
"These are m y traveling provisions,
Baxbakualanuxsiwae himself
has brought me."
My sister serves the meat
unwillingly, places it on the drum
no hands touch, and the old Hamatsas
dance their pretended frenzy
to that music.
Then: begin.
M y sister takes four mouthfuls
of the flesh,
between each, a drink of sea water.
A n d after her
each of the old Hamatsas,
four mouthfuls, whole flesh,
not to be chawed with the teeth.
And myself, four mouthfuls,
down to the sea, the sea water
makes m e retch, horrible
in the stomachs—
the ugly faces,
m y sister,
retching.
Y o u must not keep the flesh.
Hap! Hap! Hap! Hap!
W e face the sunrise,
dipping four times
under salt water.

27

GEORGE BOWERING
This to be elect, a
Hamatsa, blessed by the monster
on the mountain, a fucking
awful way to live.
Not as hero to the people,
but servant.
It is so
complex.
For the rest of my life
to walk from hut to hut,
wearing their bark,
dancing to their music,
eating whatever they serve m e ,
whatever shit.
Very romantic for the man
w h o wanted to eat h u m a n flesh.
Even to drink water,
I dip m y bowl three times in the stream.
and swallow four mouthfuls of water
thru the eagle's wingbone,
m y lips inviolate,
man-eating lips.
I cannot scratch bugs from my hair
with m y fingers, but carry another bone.
These bones—these limitations.
It is not art, but politics.

3.
Right now, you're all expecting m e
to perform for you, say something
witty
said the poet a m o n g us.
Let me tell you
something. ..
28

GEORGE BOWERING
4.
The first Hamatsa started this way,
and what follows is transliteration
of Kwakiutl legend:
In the dark backward and abysm of time
they first encountered
Baxbakualanuxsiwae.
Nanwaqawe, the chief
had of his wife four sons, big thighed
walking mountains, hunting goats
on the edges, high above the water.
They came home because they were
sons of the chief, but others
went to the mountains and never came home,
and their w o m e n said
w e shall have no more men.
Only Nanwawe knew of
Baxbakualanuxsiwae,
in the mountains where the goats were.
But he was chief, it was his tribe
of the women.
He called together his sons,
Tawixamaya,
Qoaquasililagilis,
Yaqois,
Nuhlokue,
to speak—he said
G o into the mountains, m y sons.
And when you come near to a house on the mountainside
the smoke of which is red like blood, do not enter,
or you will never return home. It is the house of
Baxbakualanuxsiwae.
D o not enter the other house on the mountainside
the smoke of which is gray on one side; for that is the house of
29

GEORGE BOWERING
the grizzly bear, Haialikilal. Harm will befall you
if you enter that house. But now go, m y four sons,
and keep wide your eyes as you go,
or you will not return.
Early next morning they saw the house of gray smoke.
A n d the eldest, Tawixamaye, said
This is the house of the grizzly,
w e will see him w h o m our father alone knows.
They saw blood and flesh driping
from the yellow fangs. High in the doorway.
Kwakiutl blood, m a n flesh. The w o m e n
weep, m e n fight. Let us slay this bear
said Tawizamaye.
The black bird with bent wings high in a tree
watched them all day round the bear,
their wounds dripping
t l the sun fell behind the ocean
il
and Tawizamaye's club smashed the high skull
and the bear lay at their feet,
blood dripping on him.
Come, said the killer, our journey into the mountains
is not yet over.
In the dark they walked, dark of large crooked wings,
t l Nulilokue the youngest dropped with his wounds
il
and they slept til another sun
came free of the mountains.
And walked until they saw the great pillar of red smoke
red like blood, rising into the blue heavens, it was the house of
Baxabakualanuxsiwae.
W e will see him w h o m our father alone knows,
siid Tawizamaye, the eldest son.
The sky murky over their heads, blood from the fires
of Kwakiutl flesh, they ran to the door,
the killing club banged there, on the door, there
was no answer, t l they opened the door,
il
dead grizzly behind them, into the darkness within.
Full of smoke, and a woman's voice.
30

GEORGE BOWERING
Said Help m e , I a m rooted to the floor.
Help m e , then I m a y help you, w h o m I long awaited.
The women's voices wept behind them.
W h a t ? said the four brothers, what?
See nothing when the smoke clears,
see nothing, dig
a deep hole in the floor, place stones
in this fire, when they are red-hot
place them in the hole,
cover the hole with boards, it is for
Baxbakualanuxsiwae.
The sun went dark, a great whistling came thru the forest,
the monster stood at the doorway, crying
H a p ! H a p ! H a p ! Hap!, water pouring from his mouth
like a woman's weeping.
A n d Hoxhok and Qoaxqoaxualanuxsiwae the birds
cried H a p ! H a p ! H a p ! H a p !
In the forest
the small animals trembled
The trees movad
their branches
The rabbit screamed
The rabbit screamed

The west coast is unknown
a small bird in the fog.
The poet among us
remembers great piles of clam shells
where the river was,
part of a skull
buried under old refuse,
a deserted town
two thousand years old.

ai

GEORGE BOWERING

6.
A giant stood in the tall doorway,
the four brothers felt cold shadow on them,
their sun gone dark, the w o m e n quiet behind them,
rooted to the floor.
Baxbakualanixsiwae lay now on the floor.
They saw his body covered with blood-stained mouths,
gaping teeth all over him.
Baxbakualanixsiwae now stood up,
walking around in the smoke, crying
Hap! Hap! Hap! Hap!
The raven danced in his feathers
before the fire of blood smoke,
and the other bird dancing, joined
the three with their screams and bloody mouths,
and the women, the wife and the slave,
crying Hoip! Hai! Hal! Hai! Hal
While in the valley the w o m a n wept quietly.
Till the giant thumping feet of
Baxbakualanixsiwae pounded near the covered hole
so quickly tlie eldest brother snatched away
the boards, and the monster danced down into the hole,
his feet jumping from red hot rocks.
Quick, bury him! screamed the w o m a n rooted to the floor.
A n d the three brothers flung rocks, to cover him.
And now Baxbakualanixsiwae was dying.
His meat steamed and hissed,
his red smoke joined the blood smoke of his chimney,
hole in the roof, sky outside, to the clouds, blood-red.
Where the two birds vanished while
the w o m e n died, no more screaming, silence of smoke
filled the house.
m

GEORGE BOWERING

7.
Oh fish, what are you doing at the bottom of the sea,
said the poet among us,
and w e all looked out over the water,
Vancouver harbor,
to where the sun burnt out red
between two mountains.
I am given to understand this, he said,
that eating h u m a n flesh is a dull job,
hke the navy, it seems adventurous
beforehand.
Under the ocean fisJi eat one another,
and they are carried by heavy currents
to and fro,
noses in front of them.

N o w said the w o m a n rooted to the floor,
take these things from this house,
they once belonged to
Baxbekualanuxsiwae:
ornaments of red cedar bark,
mask,
whistles,
totean pole it is the Hamatsa pole,
and the Song
of Baxbakualanuxsiwae.
But Tawixamaye the eldest brother
said this belongs to our father, the chief
heard the news of the story, at dawn
began the climb of the mountain with his four sons.

31

GEORGE BOWERING

Whee they found the old house, red smoke
s i l rising, death in the air, rising,
tl
an old man met the woman rooted to the floor,
and she said:
Now you shall dance,
with the cannibal mask,
the mask of Hamatsa,
among you, dance,
but first I will teach you
the Son.
And she sang.
W h o are you, asked the old man,
and she laughed a terrible laughYou do not know
who I am
I a m your daughter,
Baxbakualanuxsiwae
did not devour me,
but rooted m e to the floor
to mock m e t l
il
the end of time.
Then the old man rejoiced.
W c will take you with us and feast
and the women will weep no longer, he said,
and he smiled.
I cannot move, I
am rooted, she said.
So they set to digging, but the deeper they dug
the wider was the root, and they dared not cut it,
their sister was a part of the earth.
Who said:
34

GEORGE BOWERING
Y o u must return to the river,
to make the Winter dance,
let m y brother, Tawixamaye
disappear he will become
Hamatsa, the Cannibal,
and later let m y brother, Qoaqoasililagilis
disappear he will be
Qominoqa the food-gatherer.
Thenceforward let Hamatsa
do no work, or he will die early.
And so it was, the Winter feast, and later
Hamatsa, of the mask, of the
flesh,
a fucking awful job.
9.
Curious, on the West Coast, we all
feel that appetite, the Poet a m o n g us,
one of them, never sees himself
but as dancer among us, prefered
position, must do no work
or he wiU die young.
The sun falls at last
behind offshore islands, the sky
is red as pale blood,
w e all on the beach, walk
across the sand, dancing
on the old shifting earth,
the sand is eroded mountains,
sky is full of the sea,
our flesh full of the flesh of others,
voices reflecting off the same trees.
Hamatsa
the cannibal, down off the mountain
hidden in the forest of our eyes.
July 17/65

ss

GEORGE BOWERING

CALLE TRIANGULO

Here on our roof,
M(>xico City rain pouring
on slant windows,
you
are sleeping in the afternoon,
two houseflies mating
on the blanket
over your hip.
I think that you know
how I love you
when I see you sleeping.
You want me to be gentle.
I am
gentle then.

36

1
s

J

Lionel Kearns

KINETIC P O E M
"The poem i a machine" said that famous man, and so I'm
s
building one
O r at least I'm having it built, because I want something big and
impressive and intricate and automatic
Y o u see people will stand in front of it and insert coins: shillings
or half-crowns, depending upon the location
A n d the whole thing will clank and h u m and light up and issue a
string of words typed on colored ticker-tape
O r m a y b e the customer will wear a set of ear-phones so he'll be
able to hear the words as well as see them
But in any case he'll only get one line at a time, this being the
most essential feature of m y design
W h i c h is based on the principle that in poetry "one perception
must immediately and directly lead to a further perception"
A n d therefore (ho ho) the bloak who's digging it will be compelled
to feed in coin after coin
'l
N o w I l confess that the prototytpe model that you'll see at the
exhibition will be a bit of a compromise
Because it will have a live poet inside churning the stuff out
Ultimately, however, this crudity will be eHminated because each
machine, that is, each poem (for as you know the machine
IS the p o e m ) will eventually be fully computerized

38

LIONEL KEARNS

T H E DIFFERENCE

The difference is that when inspiration hits m e I make it into a
poem
Like today when I'm thinking why not a beauty cream that not
only softens the skin and smells good but tastes good too
W o w ! Can you imagin the delicious advertising copy that T H A T
would afford?
Anyway, I want you to make special note of the fact so that in
times to come you m a y bear witriess to the truth
That it was m e , Lionel K e a m s , poet, w h o first thought of it on
July 10, 1965, while walking down Gloucester Road on the
way to the fish shop
Because, undoubtedly, someone else will steal the idea patent it,
and make himself a pile
In fact that's exactly what I mean. That's the difference

PERU

Until recently the Indians
used to kneel down
Every time a white-man
entered the village
Now they carry
transistor radios
Sometimes even
a sub-machine-gun
39

Fred W a h

THE FLOWER

The Mountain s t
is
in the men's minds
of the east
flowering
as some white
and green l p
i
or petal
in the imagination
of colors
and size
fragrances and ice
a timber line
scree, some grass
lake and mountain
streams
all
in their imaginations
that i i a mountain
t s
they s t upon
i
crying out up the valley
"A Flower, a flower."

40

Victor Coleman

THE OXFORD POEMS
I
Unbelieveable Ned Landry
Plucking his fucking fiddle 'n' sing

Ing PAPER ROSES.
If it's true I have
no heart i beats within
t
the chest of that m a n
there—the one with
psoriosis—. Did
McKenzie King have
psoriosis?
If it's true content
is the heart that beats in context—
I have m i n e —
it beats, a strange
idea, somewhere in m y
body's centre—^center
for the bodies' hearts.
If she has hair it
carries—medium for
m y love's ghost
which walks about
a poltregeist knocking over m y ears m y
eyes, getting in m y
nose, tickling
m y cheeks
requesting that I

sing PAPER ROSES but
they're plastic.

41

VICTOR COLEMAN

Le Roí Jones is jigging,
lige James Joyce
in Paris in the famous
Twenties (those
were the days) down
Wall Street with a
Jewish grenade he
hopes to put live
into Sonny Rollins'
mouth under Brooklyn's
Bridge
They are cutting off their hands
Under Brooklyn's Bridge.
There are no fishes
In Fulton's Market.
The Times Square Camel
smoker ejaculates

BIRD U V E S !
into the clean air
above Broadway
They are cutting ofi their hands
Under Brooklyn's Bridge.
There are no more fishes
In Fulton's Market.
The Grail is buried deep
under the heaped up
bodies of
chorus girls in Rockefeller Centre.
They are cutting off their hands
(at the wrist) under Brooklyn's bridge.
There ain't no fishes now
In Fulton's Market.

42

VICTOR COLEMAN

Effigies of Malcolm fly
from every flag in front of
the United Nations
he is
naked

They are cutting off their hands
Under Brooklyn's Bridge.
& there ain't no more fishes
In Fulton's Market.
Th mouth of
Television City
broadcasts
& there ain't no more fishes
In Fulton's Market.
The mouth of
Under Brooklyn's Bridge.
& there's no more fish
In Fulton's Market.
The Lordly Hudson
does rwt flow blood,
but urine, into the heart.

3.
Hfe goes on
while the words
flow out

43

^

^ S 6 6

% S 6 é

...aW-'-^ .

S ^ f é 7

. \ P é 9

'Ú6^68

John Newlove
O'REILLY
Turn back to pigeon gap O'Reilly, this is no place
for the birds, after the end of puberty it's wine
again: mincing gestures of affection to the world
and leering at the old ladies in restaurants.
Wine in us, old affectionate ladies
leering on the transportation system at the disgrace—
ful young men, the young men. I don't mock you
dear ladies. A n d neither does O'Reilly, handsome
young buck with muscles and curly hair,
six feet tall when he stands straight but bent n o w
and sagging with weariness, the mind alert, flesh
glistening pearls and ready to gob off the bones.
Neither of us mocks but we must have it known
that w e are correct, w e behave as one ought to behave.
We have had great troubles, O'Reillly and L
O h where the d a m n hell d a m n i all a m I
t
Let me out! And the bus stops like magic.
The driver is an old man. I have him in m y power
and we get off. O'Reilly is confused and steady
as w e walk in the foggy night. I say.
Here we are, well here we are, and he:
W h a t the hell do I care where w e are?
And I don't know what we care. Ke sits down in a bush
carefully. If that's the case I l go
'l
no further. O'Reilly pulls the wine bottle
from his pocket. H e says. I don't know what's going on

4S

J O H N NEWLOVE

but if I did know I wouldn't like it. That's true,
I say, great wrongs have been done to us,
give me a break. If you got a break
you'd kick it in the teeth, O'Reilly says.
That's true enough, I say.
You're no d a m n good, says he.
That's true enough, I say. Give me a bloody drink
for you're no good either, you've done nothing
but harm and evil to everyone you've known
and you're ugly too and will drink
your best friend's shaving lotion Sunday afternoon
while he's on the toilet if you're given half a chance.
fiave a drink, he says. I will, says I.
O'Reilly rolls two cigarettes and throws m e one.
We drink passing the bottle back and forth.
Nothing happens. This wine'U be through soon
and then what'll we do? says O'Reilly.
The ground is wet. W e smoke another cigarette.
The wine is finished. O'Reilly stands up.
Where to? I ask him. Don't know, he says,
and if I did I wouldn't want to know.
I walk beside him, hands in pockets, hunched.
In this cold a police car passes us, stops ahead,
then makes a u-turn and comes back. It p.-isses us again,
returns, passes, stops and waits. Pohce have time.
N o w we'll get it, O'Reilly says. That's true, says I.

m

JOHN NEWLOVE
LIKE COUNTING SHEEP
Garbage cans full of used oranges
toilet bowls full of roses
a wheelbarrow full of dead cows
cheiirs sprouting flowers
say a cow full of wheelbarrows
tribes of wild Indians
telling time by jello clocks
m y teeth
21/^ acres of arid land
4 no 5 bathtubs with gold fringes
an upsidedown wig full of cherries
white philharmonic novels
assorted fingers touching
tableful of crumpled newspapers
1/^ a dozen horses on rollerskates
whinnying with fear
several things for 15 cents
the yangtze river
ashes
a sackful of flabby poets
w h o can no longer and/or
never could
fornicate mate
13000 packages of cigarettes spilled
gold tobacco
and 1 cigar
an empty cognac bottle
turned inside out....
a house
with forest memories
a forest
fearing houses....
a packrat skittering
along m y face
his mouth
full of dead leaves kissing m e :
47

Nelson Ball
INTO & OUT OF

the impossibility of
describing
the car lay
the act:
on its side, its
wheels still spinining
going into the city
as into the act:
looking out of
the train I saw strange
flowing shapes form
bridge-structures
& back: the man
cried out as
he d i e d —
"he didn't k n o w what hit h i m "

THE R O O M

the room i an arrangement
s
of planes.
length width
height all
k n o w absolutes, but appear
as angles
the ceiling slopes
up—walls
spread away
jn the corner
the television tells m e
I don't k n o w h o w
wonderfully clean m y clothes
could be

48

Dan McLeod

FACES
Their faces, and the drift of song
they make a dream of
to hold their o w n souls in,
they also a darkness
apart from the surrounding evil
They listen for the song
It is all they cam do to keep on,
except what the song wanted
them to do, until one faces
another—0 impossible to face
your self in the mirror

IN T I M E
Reason and love are ever known
T o fight t l both be overthrown
il
—Thomas Champion

we move each thing
the dream attends,
so if true
remember this
her nature
is an innocence

49

David McFadden
THE WHOLE LOVE-VIRGE HARMONIOLO (part 40)

Often I find myself thinking that,
when we die, we fly, north, to
Egypt. I wonder, why? W h y Egypt?
And Egypt isn't north, from Hamilton.
And m y friend, Derek, who hates m e
and is opposed to m e on all counts,
says vain egotistical wormy disgusting
rubbish, men dreaming up a heaven!
And he's perfectly right, I believe.
I can't help i . It keeps slapping me,
t
on the head, this Egypt thing.
Like a brick falling from m y
head-top into m y mouth. And
there, in all its quivering glory
is Egypt. Heaven. Everybody
who ever died. And as soon as I
ask a question, back to Hamilton!
0 Egypt, promised Land above!
What evils hath Moses wrought
What hast thou done with China,
Alberta, Ireland?
And now for the
truth! (Foregoing sponsored by ASACIA in i s Secret Nasser Plot). The
t
absolute. I was a l t l baby once.
ite
A tiny baby, no bigger than m y fist,
in i s present size. I was fearless
t
and had round eyes that saw things.
Round eyes with real things in them.
Swimming. Birds in the sky. There
were many babies born that year.
And now many of us are grown old.
Some are even married and hold down
important positions and have daughters
Some are sickly. Some are hockey stars.
One I know would be a ghetto Jew
for you, would be a Broadway

SO

DAVID MCFADDEN
Jew for you, etc.
A n d w e are all
going to die some day! Did you
know that? I hope so. I would
hate to be the first, to tell you.
(Fantastic giggles, coming from the
baby's room.) Original thoughts
on Ufe and death follow:
O n e has a very slight chance of
being born, but he has every
chance in the world of dying.
O n e never dies completely.
N o matter h o w quiet and peaceful
(insignificant) he was, his
mistakes live on forever. Also
one is never, perhaps, born
completely. H e is constantly
uncovering new areas of himself
from the black, evil, dismal,
nasty, revolting, unpleasant
mantle of deathly chaos. M a y b e
if you're d a m n lucky you're born
completely at the moment of death,
loving flesh in last warmth.

Daphne Buckle
NOTES FOR A JOURNEY
—part three—

the bright grass how
it smokes
from the shore of a ditch
gravel
dried sticks, thin
veins of leaves

51

D A P H N E BUCKLE
second month, first
day of sun
the snow fields
north to Garibaldi
flowering thaw white.
the delta, reedland
dykes against the long
fingers of the sea.
backwards the piers
unsteady, battered
the tide running pools
against the timber.
11
siewa
woman
it was always the w o m a n
in the oil, in the light of
the oolakan
burning the bed of
the dead salmon
from under him.
she whose face stared
into the sea
lined
around the eyes
whose hands strove to
m a k e of the current
snatch up the thing of light
reeds
trailed at hand's end.
iii
the dye
has seeped into the w o o d
left only
a thin stain of hands.

52

DAPHNE buckle;
woman of the woods
whose face stares into
the sea
wild from the shadows
& the dark angle of the fir
calling
water
calling
the sound of water under
the rocks.
behind her
the salmonberries drop
off one by one
riper
than the dank soil, than
the sweet water under
the earth.
ir
Siewa
woman
h u m p against the sky
changes shape, postures
of love & death
what is the sacrifice?
when the bird-soul
throws its drying wings against the hght
(thunder-tips the coast?
Siewa
woman
w h o knows the changes
of the earth under
cedar shreds
holds the thunderbird in one
hand, wings beating
her face
conjures
spirit-dog of Negadze
white wolf running
westward
53

DAPHNE BUCKLE
through the long howl
of her voice.
Fire is sacrificed, sparks
in the dark air.
whose eye is an island on the waters
whose hair is twisted
with the clam-shell heaps
&. the cedar-box floating
under the rock.
the composition in being
is being in things
& the spell moves ouiward
takes shape in that
flies
to the n e w shape backwards
in the m o m e n t of the light's slipping
islands dropping
westward under the sea.
black cedar
rooted
p a w shape in tlie grasses
hunting
on fur silence
running—
where the grasses bend
into the wind.

S4

Frank Davey

T H E CROSSING
Railway car
on the siding,
maroon and brown railway cars
across m y path
to school.
Steel rungs of the ladders
on the sides
rusty and cold to m y hand
and the crest-high couplings
to jump to
the nowhere flat chest-high couplings
m y feet sliding in the curves,
and the rumble those days
when the engine
("old 3611" m y dad would say)
would ram itself fast/ into the line
each coupling jumping crashing
would ram itseK
and yet still the worst time
when the inch-thick hose
of that passenger car
that short, curving inch-thick hose
all down m y left leg
spewed.

m

FRANK DAVEY
THE NIGHT

Once more true love
m y confession
and once more m y most official
of detectives
the inside story:
how that night in the Congo I saved
ten white maidens from the natives
while s i l
tl
serving an angelic Patrice
as left-hand man
and how the grateful nuns that night
struggled for m y bed;
or how I smuggled
in m y salvaged nuclear submarine
mortar shells and automatic rifles
to giant negress guerillas
of Angola and West Africa
and later how I mated
Linda Bird and Castro's son
and how I played Kosygin
at Tashkent
and how I played Tashkent
at Bogalusa and Bien Hoa
and how I wrestled with her in a ditch
that female, half-naked Viet Cong
tore the knife from her teeth
and made her love me,
ihem,
all of us.

56

David Cull
THE SHIFT
light-bulb, halo in the
spectrum, circles round a
square
black-plastic nite-lamp
radiant, confusion, in the mind/ heart
skipping
south thru syria — the house-domes,
w a r m brown breasts,
step d o w n a hillside
blue-green grass
red earth
wherever they'd been ploughing,
piled stone pillars
in the corner
of the fields —
sun dazzle
thru a cracked
bus window, always
m e m o r y transforms,
turns one more trick
to keep myself from falling
(waves of powdered colour
bleed into the dark,
ice crystals in the arches
of the heart — as tho to
trace the arteries might
ressurect the bones —
a thin tick — ting, word linking
word
these tinkling
deceptions, quiet
lies —
the bulb stays round
a thin glass tube
where distant symbols in the blood sound
(sun's breath?
"what to bring y o u ? "
in the locked mind,
flowers.
57

William Hawkins

OTTAWA POEAIS
No. 7
h o w can I describe the anger
a filled bus overcomes m e with
or to h o w to, justify
hatred of fellow m a n ?
Just one of those
impossible but frequent
happenings?
I want to toughen
m y attitudes
on mediocrity
& make a few statements
on values
to the crowded buslocd.
I reach my stop
& get off—silent
& frightened by visions
of m a d house Brockville
& m e in real tears, inside.

Si

Red Lake
LETTER FROM RED LANE TO GEORGE BOWERING
¿ OTHER VANCOUVER POETS
i
March 16, 1963
Vernon, B.C.
Hullo Gerge —
W'ull now thar then and wotnot.. .hrumph yis and
all.. .so!!! Of course yer letter was most welcome and with trembling hands and and whimpering softly (with a certain amount
of reserve) avidly perused the every word (laffing loudly or crying softly as it were) reread it twice then memorized and phoned
H T H (who was still asleo])) and then still at odds as it were went
to bed for a little niip and awoke refreshed and went into the
bathroom and popped blaickheads at the mirror fer an hour or
so then had three slices of bread and-peanut-butter a cup of coffee
managed a double bowel movement and three magnificent belches
and then switched on the T.V. to Watch Nursery School Time
with Miss Teddy and H o p p y the bunny aftei which I had a tussle
with an obstinate boogie-man and m a d e m y nose bleed and after
arresting that decided to comb m y hair and first spent a half
hour scraping off dandruff and then jacked tdiout combing m y
hair into thirteen different styles and finally just fussed it all u p
ajid stomped about fer awhile pretending I was a exboxer snuffin
and snortin and fartin around punohin things and then I decided
it time to get dressed (my wife and kids being at grammas) and
did and phoned H T H again (who was still sleeping) so went to
the fridge and ate a raw wiener a dill pickle and a piece of
Armstrong cheese with a glass of milk then rolled some ciggies
on the roller and cut one off three times longjer than natural and
had a smoke and a coffee then got the paring knife and trimmed
m y toenails and then m y fingernails and contemplated cutting m y
wrists but reconsidered and chopped off a few calluses that I had
got from shovelling a little dirt for the Old M a n w h o makes a rock
garden fer M a m a m y then phoned H T H again and he was having
a bath so I decided I would too and did aind read A D a y in thte
Life Of Ivan Denisovich and m y toes got all wrinkly and white
and I could peel old skin off the balls of m y feet noticed that m y
genitals seem to be growing older than the rest of m e and toyed
-with the thought of shaving off all the hair but remembered doing
it once a long time ago and the terrible itch that ensued so I set59

RED LANE
led for getting a ruler and measured me ol root which is several
inches long (classified info) recall The Firm in the airforce had
fourteen inches it was rumoured and H T H w h o maintains he has
only five but every inch well-trained and well used by his imaginative sex knowledge and experience: "It aint whacha got but how
ya use il" brings to mind when w e were kids of fifteen and at a
party of H T H s (who was Harry the Hipster in them days) and
during the height of orgy HTll and some other guy was doing it
to this local bad girl with a Kublisa sausage and it broke off and
they got nervous and retreated to tlie kitchen with half a sausage
which Jack the Bear thinking they were eating the sausage grabbed
it away from H T H and ran into screamed N o N o N o and later
J T B finding out of course returned the sausage sHghtly altered
(HITIs m a m a came in about this time and rescued the other half
from the girls pooky) and the party ended for a period of six
months as far as H T H s place was concerned.. .and then I dressed
again and decided I would write you all a note as such and tell
you about the local scene etc etc.
Other night H T H got caught by
t
the fuzz ^sh!l^t making i with an Inddian chick from Sicamous
...th(y were in her car and of course ol H T H being the fuzzbefuddler that he is had locked the car doors and there he was a
humpin it when he hears somebody a yankin on the door shouting:
"Alright ?NÍckel c'mon out there.. .goddam door... open up Nickel!" and H T H smiling tucks in the evidence and tells the girl if
she talks or admits anything that the fuzz will send her to a school
and then calmly opens the door and the cop looks at H T H and the
girl and thinks and then sez "Git outa here Nickel...git outa
here"' and H T H obeyá willingly with his buddha smile at full
force. . .1 were sitting in the back booth at the Lotus Gardens that
night about two A.M. jawing it with the waitresses when H T H
come in and gave m e the story... these two waitresse have worked
there for time immoria and are whores of long standing.. .and
have lales to tell what would curl yer foreskin and shrivel yer
sac. . and I think why dont I write all this stuff down and become
another Verlaine or whatever but aghhh and uyahhh and all and
the fact is that I dont know anymore what I want or care what I
want.
I think I l be comin down to Vancouver soon maybe in a
'l
week or so depending on a few things which I must work out and
depending on some altemitives which m a y or m a y not influence
60

RED LANE
me SO I dont know why I even mention it but I did and so.
Those
poems (fourteen of them I think) which I wrote when I first got
back last f l and were lost to some girl in Kamloops at some
al
drunken party here have been located by a girl what knows H T H
and she says she will bring them down next time she comes probably next weekend. .. she being a real swinger what was going
around with a negro rock & roll singer from Edmonton who has
returned there and H T H being her second l f since she met him
ie
ite
at a dance here on Valentines day. ..HTHs l t l fraulien seems
to be taking a back seat and sits in Mickeys coffee shop all day
forlorn sometimes telling m e about Germany and now she would
like to take H T H there and get him a job (paying for passage
etc etc) she is quite well off having an insurance policy and pension check from the airfor.ce since her husbands death and she sold
a l her furniture for 1500 and H T H just hums and haws and helps
l
i
her drink her beer and "Yes.. .1 should go you know. . . t would
be crazy. ..and you wanna blieve that!" But he wont go I know
and she hopes and crys and H T H just hovers over Vernon humming and hawing and planning his trip to Ft. St. John and denouncing the democratic system as ultimate decadence and talking about homesteading somewhere in the Monashee and thinking
about the good old days with me and talking about putting i all
t
down on his tape recorder on and on and on day after day.
So keep
your peaked pecker pointed and get yer book pubtishd and maybe
we'll start a rag uv our own and buy an offset press and do books
and chrristmas cards and dollar bills...
RED.

a

tcifz^^^ /^4fe^r^

V .

o

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O H

(

^

Allen Ginsberg

AMERICA
América le he dado todo y ahora no soy nada.
América dos dólares y veintisiete centavos enero 17, 1956.
N o aguanto mi propia mente.
América ¿cuándo tenninaiQmos la guerra humana?
Jódete con tu b o m b a atómica.
N o m e siento bien no m e molesten.
N o escribiré m i poema hasta que esté cuerdo.
América ¿cuándo vas a ser angelical?
¿Cuándo vas a quitarte la ropa?
¿Cuándo te mirarás a través del sepulcro?
¿Cuándo serás digna de tus millones de trotskistas?
América ¿por qué están llenas de lágrimas tus bibliotecas?
América ¿cuándo vas a enviar tus huevos a la India?
Estoy harto de tus locas exigencias.
¿Cuándo podré entrar aJ supermercado a comprar lo que necesita
con mi buena apariencia?
América después de todo somos tú y yo los perfectos no el otro
mundo.
T u maquinaria es demasiado para mí.
M e hiciste creer que soy un santo.
Debe haber otra manera de ponernos de acuerdo en esta discusión^
Burroughs está en Tánger no creo que vuelva es siniestro.
¿Eres siniestra o es ésta alguna broma?
Estoy tratando de llegar al grano.
M e niego a renunciar a mi obsesión.
América no m e empujes yo sé lo que estoy haciendo.
América las flores de los ciruelos están cayendo.
N o he leído un periódico en meses, cada día alguien es procesadopor asesinato.
m

ALLEN GINSBERG
América me siento sentimental acerca de los Wobblis.
América de niño yo era comunista no m e arrepiento.
F u m o mariguana cada vez que tengo oportunidad.
M e siento en mi casa durante días enteros y miro las rosas en el
ropero.
Cuando voy al barrio chino m e emborracho y nunca m e seducen.
M e he decidido va a haber conflicto.
M e hubieras visto leyendo a Marx.
M i sicocinalista dice que tengo toda la razón.
Me niego a recitar el Padre Nuestro.
Tengo visiones místicas y vibraciones cósmicas.
América aún no te he dicho lo que hiciste a mi tío M a x cuando
llegó de Rusia.
Te estoy hablando.
¿Vas a permitir que tu vida emociond se.a manejada por Time
Magazine?
Estoy obsesionado por Time Magazine.
La leo cada semana.
Su portada m e mira cada vez que m e escurro por la dulcería de
la esquina.
La leo en el sótano de la biblioteca pública de Berkeley.
Constantemente m e habla de la responsabilidad.
Los hombres de negocios son serios.
Los productores de cine son serios.
Todo el m u n d o es serio menos yo.
Se m e ocurre que yo soy América.
Otra vez estoy hablando conmigo mismo.
Asia se alza contra mí.
N o tengo la suerte de un chino.
Debería tomar en cuenta mis recursos nacionales.
Mis recursos nacionales consisten en dos cartuchos de mariguana
millones de sexos una literatura privada imposible de publicar que corre a 1,400 millas por hora y veinticinco manicomios.
N o hablo de mis prisiones ni de los millones de sub-privilegiados
que habitan mis macetas bajo la luz de quinientos soles.
H e abolido los burdeles de Francia. Tánger será la próxima en
desaparecer.
i I ambición es ser presidente a pesar de que soy católico.
\i
América ¿cómo podré escribir una santa letanía en tu absurdo
estado de ánimo?
64

ALLEN GINSBERG
Continuaré como Henry Ford mis estrofas son tan individuales
como bus automóviles m á s porque todos son de diferentes
sexos.
América voy a venderte estrofas a $2,500 cada una S500 a cuenta
por tu estrofa vieja.
América libera a T o m Mooney.
América salva a los republicanos españoles.
América Sacco y Vanzzetti no deben morir.
América yo soy los muchachos Scottsborough.
América cuando yo tenía siete años m a m á m e llevaba a las untas
comunistas nos vendían garbanzos con cada boleto un boleto
cuesta un níquel y los discursos eran gratis todo el m u n d o
era angelical y sentimental acerca de los obreros, era todo
tan sincero no tienes idea qué cosa tan buena era el partido
en 1835 Scott Nearing era un gran viejo un verdadero mensch
madre Bloor m e hizo llorar una vez vi a Israel Amter claro.
Todo el m u n d o debe haber sido espía.
América realmente no quieres ir a la guerra.
América son esos rusos malos.
Esos rusos esos rusos y esos chinos. Y esos rusos.
La Rusia nos quiere comer vivos. La Rusia está loca por el poder.
Nos quiere quitar los coches de nuestros garages.
Ella querer agarrar Chicago. Ella querer una Reader's Digest roja.
Ella querer nuestras fábricas de autos en Siberia. El gran
burocracia manejar nuestras gasolineras.
Eso no bueno. Ugh. El hacer indios aprender leer. El necesitar
negrotes grandes, ha. Ella hacer nosotros todos trabajar diez
y seis horas diarias. Auxilio.
América esto es m u y serio.
América ésta es la impresión que tengo al ver la televisión.
América ¿será cierto esto?
Debería ponerme a trabajar.
Es verdad que no quiero ingresar en el ejército ni tornar refacciones de precisión en una fábrica, soy miope y sicópata de
todos modos.
América voy a poner mi hombro neurasténico contra la rueda.
(traducción de Arnold Belkin)

m

Jan A r b
UN HOMBRE
(un hombre s l a
at
y da a los árboles con su martillo de vidrio;
árboles que dejan caer sus dientes
y mujeres;
mujeres de sombra
que se tienden en el pasto
como ropa.)
las mujeres son de felpa y risa
los relojes son de muerte
y viento
el azar, la vida: ja ja ja ac ac ac ac ac
los Dientes Blanquísimos del perro
ahora
musitan los cuchillos entre la endible carne de la cena
el Solitario
y su dedo ardiente
el cuerpo que irradia la piel
y su dulce sal quemante
la hierba
noa vamos:
pero guarden las líneas
las figuras incompletas
los malos números
los cambios
doblen las mujeres y guárdenlas;
no las quiebren que son un plato:
una cucaracha no se mata con un revólver
una mujer no se enamora con u n paraguas
no seas tonto:
toma tu poción de golpes
no desconozcas tus torsiones
fricciones
elongaciones, etc.,
vientos, besos, vidrios, dientes...

m

JAN ARB
son tuyos
eres un cuerpo de equilibrio estable:
al fin
porque...
si no existiera la fricción
para qué las glándulas de Bartholin
si no existiera la torsión
para qué el perfil de tu mujer
si no existiera la elongación
para qué los movimientos de cada uno de tus soles
noches
)ies. ..
a repulsa y el acercamiento
el dolor y el frío?
.:. un ósculo
es una patada en tu corazón

X-504

ENUMERACIÓN

DE

LOS PASOS

EN

FALSO

Oigo mis pasos resonando por todos los lugares por donde he
corrido:
calles de puertas cerradas, caminos de sólo árboles, y el mercado
donde cada uno acaricia una zanahoria sonrojada;
y los muertos atrincherados en sus tumbas, que m e disparaban
palabras obscenas en la calle del cementerio;
y el bar donde la música hace carambolas en el salón de billares,
mientras le muerdo la oreja a un pocilio que tengo acorralado entre mis dedos;
y el andén por donde caminaba pegado a las paredes mientras
llovía inconsolablemente,
67

x-504

yo tratando de llegar a alguna parte para escampar la sangre de
la herida que en pleno muslo m e hizo un desconocido
con sus pantalones de vaquero;
y el largo puente sobre el río Cauca, con media luna untada en
la mitad, donde amé, como se hace siempre en menguante,
a un lejano muchacho cuatro años, antes de que se estrellara en
su motocicleta contra un camión que transportaba carbones de la época cuaternaria;
y yo con mi pecho debajo de mi vestido de caucho en la hondonada,
miemtras el huracán arrastraba truenos y se revolcaba debajo del
puente echando relámpagos por la boca;
después comiendo helados bajo los neones, y mirando el asfalto
mojado y los reflejos de la calle y el reflejo de los ojos
y de los vidrios y de los automóviles;
y un señor con un paraguas dándole de comer maní a un perrito
de felpa que decía " m a m á " si uno le daba cuerda con
una Uavecita;
y un amor que tuve en mi viaje al Polo con una foca dorada, de
cuya piel un zapatero de Londres m e hizo un par de
zapatillas frescas quince meses después para el verano.
'
Y cuando subí ;. lo alto de la montaña para ayudar a apagar la
zarza, y en lugar de un santo m e encontré un Moisés
enfurecido guiando una partida de cerdos.
M á s tarde m e quedé dormido al pie del sicómoro donde el profeta Eliécer enterró las uñas en el mes de Adar,
y \i el pueblo desfilando con sus vestidos de colores y sus trastos
y frutas en la cabeza, pues dormir es regresar al pasado.
Y al despertar había junto a mí una mujer y la tomé y le di un
hijo,
y esto también fue un paso en falso.
Y se mezclaban a diario las grandes y colectivas cosas con las
pequeñas y pei-sanaJes, pero siempre m e movía entre
ellas falsamente, acordándome de m i perro cuantas veces
estuve en peligro de muerte.
Actualmente tengo trescientos sesenta y cinco años, y escondo en
mi barba un puñal de acero de la era atómica. Este puñal
m e será útil si alguien ha ocupado mi asiento numerado
en el Cielo.

68

2 ^ - ^ £ W

V

t
m.

Antonio Souza

KL KAISER KN TOLUCA
La Generala de Consistorios acabó de poner las banderolas.
Había anunciado que el Kaiser estaba ya en Lerma. Las hermanas Padilla se apresuraron a terminar de barrer las calles. La
avenida oriente estaba aún empapada de los cubetazos que febrilmente habían lanzado ios vecinos que ahor.i se apresuraban dentro de sus casas para estar presentables. E n el mercado los puestos
lucían las banderas mexicana y alemana. Los nopalitos, los peces
de agua dulce, estaban ya acomodados en simétricos montoncitos.
Las indias rectificaban los pliegues de sus rebozos, los indios se
ceñían sus fajos rojos aún m á s apretados. Todos los perros llevaban al cuello collares de limones, y los pericos en sus jaulas tom a b a n el radiante sol en los balcones con suficientes hojas de lechuga para la esplendorosa mañana.
L a Mena V a n der Hoop tocó en la puerta del baño de la
gobernadora. — " D a t e prisa, no podré estar lista, la comitiva ya
salió de Lerma". Se escuchó un rumor do agua en las tuberías
y la débil voz de la gobernadora que decía: — " Y a voy, ya voy,
ve a ver si Lupe acabó de planchar mi vestido".
El Gobernador D o n Pafnuncio G ó m e z M e n a y Cotillo corría
por los pasillos suplicando a gritos que alguien lo ayudara a
quitarse la red de sus bigotes, el cierre se había atorado y no
había manera de deshacerse del aparato. iMartita Hunt vino en
su ayuda y con un tijeretazo lo liberó.
Jaime Divar rectificaba la. mesa del banquete. Salió a un
balcón que daba al jardín de palacio y gritó: —"Agapito, córtame
m á s geranios" y regresó a apilar en h s fuentes los taquitos de
sesos y el pescado frío a la veracruzana.
La mesa estaba preciosa, al centro lucía un busto policrom a d o da Cuauhtemoc realizado en Tlaquepaque. al lado de otro
en yeso representando a Goethe. Encima de las cabezas ilustres
sendas cocardas de las naciones correspondientes.
Archie Q u e m a d o había ya salido con un destacamento para
revisar por última vez la tarima de honor a la entrada de la ciudad
de Toluca.
70

ANTONIO SOUZA
El cónsul de Alemania Fritz Hanz von Pupp, Magda Cotillo
y Correa, sobrina del gobernador y la princesa M a K a Rotz-Urg
debían dar la primera bienvenida.
E n la segunda tarima ya en plena Avenida Oriente, darian
el saludo MartiU Hunt, Jaime Divar, Teresa Carral de Yturbe y
el coro de niños de Toluca.
E n la tercera tarima estarían las cuatas Cañedo, la Nena
Van der Hoop, la esposa del cónsul de Alemania y el grupo de
danzas típicas.
Finalmente el gobernador, acompañado de los principales
miembros del gobierno y del asilo alemán en pleno, esperarían en
la escalinata de Palacio para recibir al Kaiser y después subir al
balcón y saludar al pueblo.
E n el balcón se había instálalo una mesita llena de cafiaspirinas para las famosas jaquecas de la Kaiserina. L a gobernadora había ensayado ya toda la semana la reverencia de rigor que
haría al presentar cada Cafiaspirina. La Nena V a n der Hoop había
aleccionado a todas las damas sobre estos deberes de etiqueta, ya
que había vivido en varias cortes y era íntima amiga de Lorenza
de Montenegro.
A las once en punto de la mañana todo el m u n d o estaba en
sus puntos. N o se oía una mosca, los perros estaban enmudecidos
y atentos, los pericos dejaron de picar las lechugas y en el mercado se silenció el llanto de los niños.
U n caballo a galope se vio en el horizonte. Los cadetes que
bordeaban la carretera apenas si alcanzaron a presentar armas.
Frenó el jinete a dos pasos de la primera tarima y desmontó.
subió los dos escalones mientras la banda tocaba y se dirigió al
cónsul alemán.
Volvió a montar en su caballo y desapareció tan rápido
como vino.
El Cónsul se dirigió a M a g d a Cotillo y Correa. •—"Su Majestad Imperial se ha quedado a pescar la trucha en Lerma, llegará mañana a la hora del almuerzo".
U n chubasco inesperado acabó de lavar las calles de Toluca la bella.
La Nena Van der Hoop alcanzó a meter la mesita de las Cafiaspirinas.

TI

ANTONIO SOUZA

EL PASEO A

XOCHIMILCO

Marta E m s tosió, tosió y siguió tosiendo. Su sobrino Boby
Rulís le dio una cachetada y explotó su buble-gum. Marta E m s
paró de llorar cuando un nuevo ataque de tos hizo que Boby le
diera una segunda cachetada.
Su tío Julio .Ems les había prometido llevarlos a Xochimilco. Era una mañana de Domingo y las criadas se habían ido a
misa. La casa estaba sola con el sobrino y la tía.
A la tercera cachetada que recibió, la tía fue a encerrarse
a su cuarto. T o m ó el teléfono y se dispuso a llamar a su marido
que estaba en casa de su prima. Boby se dio cuenta de esto y
cortó el cable del teléfono con unas tijeras que encontró en el costurero de su tía.
Tronando el chicle obstinadamente, llamó a la puerta de su
tía. — " V o y a incendiar la casa", dijo con un tono tranquilo pero
m u y claro.
Se dirigió a la cocina y tomó una caja de cerillos. Empezó
por las cortinas del salón. Después atrancó la puerta del cuarto
de su tía. Se le escuchaba toser dentro. U n momento dudó si entraba a darle otra cachetada.
Y a no pudo entrar al salón, las llamas lamían ya el piano,
Salió al jardín y vio la casa incendiarse. La casa estaba en
un nuevo fraccionamiento, casi era la única. La iglesia se veía de
lejos. Su tío se había llevado el coche.
Con las manos en los bolsillos se puso a caminar hasta llegar
a la carretera. Pidió aventón a un camión de materiales que lo
dejó en el puente de Insurgentes. Caminando llegó al Zoológico
donde pasó la tarde.
Y a de noche tomó un taxi. Llegó a la casa de su tío. El coche estaba parado frente a la casa que ya no existía. El tío estaba
dentro anonadado. Las criadas ya se habían ido.
Dos años después, el tío se volvió a casar y compró una casa
en un nuevo fraccionamiento. U n domingo fue a ver a una prim a . Después llevaría a su mujer y a su sobrina a Xochimi co.
Boby veía unas revistas, mascando su chicle. La tía tejía. Las criadas se habían ido a misa. La tía empezó a toser y Boby se levantó
y le dio una cachetada.

72

Fernando Cazón Vera
FUNERAL DESDE EL AIRE
Simple pájaro muerto, qué será de tu nube,
de tu cielo sin mancha, de tu vagar errante.
Caíste en el viaje al país del verano
cuando era tierno el pan y era rosa la sangre.
El niño que tenía corazón de manzana
se aprendió tu pequeño esqueleto y fue al río
para escuchar el llanto de la tierra sonora
y echando piedras grises de los cerros leprosos
le puso al agua muchos ojos que se cerraron.
Simple pájaro muerto como un libro leído
se cerraron tus alas y volviste a la tierra.
La flor que no sabía qué países morabas
te supuso una gota de lluvia en la caída,
el árbol quiso darte la sombra de una rama
para que no quemara tu cuerpo la mañana.
Y el viento siempre ausente después de sus canciones
se aprendió tu agonía para olvidarla luego.
Simple pájaro muerto, te encontraron los días
en el último sitio de la última erranza,
con las alas caídas. Y nadie quiso darte
un ángel que te lleve al reino de los cielos
del que habías venido.
MANICOMIO
Los locos se graduaron:
de Napoleón el uno,
la más bella de Ofelia
y el orate mayor
llegó a ser General
después de derrotar a sus molinos.
El m á s humilde
se graduó de perro.
Otro llegó a ser nube
para poder besar a la jirafa.
Pero, cosa tan rara,
habiéndolo podido,
nadie quiso ser Dios.

73

Oscar Jurado
DESDE Mí TORRE HÚMEDA ELEVO MI ALARIDO
FLAMEANTE POR ALLEN GINSBERG
oh alien ginsberg hermano de la luna y de los gatos
y de las prostitutas negras y de los mariguanos mejicanos
oh alien ginsberg arrastrando tus huesos toxicómanos
por las pocilgas neoyorkinas
lubricándolos con el sudor de las caderas de mujeres que como tú
desean destruir el m u n d o para que el hombre en el futuro no sea un
autómata
y sin embargo esperan la llegada de los sexos mecánicos
te dijeron que dios estaba en las alturas
y fuiste a buscarlo en la terraza del empire state
te dijeron que dios estaba en todas partes
y fuiste a buscarlo entre las piernas de una negra borracha
lo buscaste en todas partes en donde te dijeron podrías encontrarlo
y no lo hallaste
lo buscabas en lo m á s elemental/en lo m á s nimio
hasta en los agujeros de tus zapatos gastados de buscarlo
no fuiste a las iglesias porque estabas seguro que allí no se
encontraba
pero lastimosamente tú ignorabas que dios se había muerto de
tristeza
y no fuiste al cementerio en donde estaba enterrado
bajo el peso de su propio signo
bajo el signo en que se crucificó a la humanidad entera
oh quinta avenida y alien ginsberg devorando pavimento
después de haber elevado su aullido hasta los gatos
que dormitan en los tejados en compañía de la luna
aulla para que los falos que te aprisionan en esa barricada de
cemento
se derrumben y los hombres no puedan gritarte desde los
centesimos pisos que estás loco
aulla para que tu aullido hiera la sordera del cielo
y en las gargantas de los hombres no se ahoguen
m á s palabras de silencio
y broten las imprecaciones desde lo m á s alto
del deseo contenido
oh alien ginsberg
aulla y suicídate para que la vida no tenga tiempo de matarte
la vida que mata tantos hombres cada día
74

Mercedes Cortázar
ENCUENTROS EN LA CAPILLA

Ante esas inmarcesibles criaturas una se siente como sin
<lerecho a existir, c o m o si la sangre que corre por nuestras venas
fuera un líquido vano destinado a alimentar lo inútil, lo fácilmente
desechable. N o es que ellas demuestren ser importantes, no se debe
a su infernal orgullo (deben comprender esto bien), sino a una
cierta justificación de existir intrínseca en sus naturalezas. Son
seres tan vitales y al mismo tiempo tan desprovistos de exterioridades enojosas, que siempre su presencia m e lleva a derramar frías
lágrimas de ternura. Cuando advertí por primera vez la existencia
de esas deliciosas criaturas, fue como si U n rayo de luz hiciera
vibrar las regiones de m i conciencia, c o m o si llegara a una radiante pubertad del espíritu. M e hallaba frente^ al altar mayor,
reclinada, acariciando las cuentas de mi rosario de plata, que tiene
una bendición especial de nuestro Santo Padre, dada en el último
A ñ o Eucarístico. Estaba enfrascada en los misterios gozosos, mascullando ave marías y casi adormecida por el denso olor de los
gladiolos ofrecidos a la Virgen. Al mirar a mi lado, m á s exactamente) a la derecha de mi hábito, pude descubrir sus graciosas
figuras, a pesar de la penumbra que reinaba en la capilla, a pesar
del tímido pestañeo de los cirios. Estaban también reclinados,
pero no rezaban sino que hacían muecas afrentosas en dirección
al sagrario, que albergaba algunas ostias ese día. Por lo demás,
con respecto al físico o al m o d o de vestir, su apariencia era m u y
natural. Sólo los delataba esa sonrisa inconTundible y esa mirada
centelleante con que atravesaban todas las cosas animadas o inmóviles. U n o de ellos se acercó sigilosamente, se situó a mi lado y
para m i sorpresa, comenzó a acariciarme los pechos. N o sabía qué
actitud tomar ya que ese acto era contrario a la pureza, pero el
rebelarme hubiera indicado que aceptaba tácitameinte la existencia
de esos seres, lo que era contrario a los dogmas aprobados por el
concilio de Trento. C o m o no había otra solución decidí poner m á s
fervor en mis oraciones y pedir la intervención de la Virgen, para
que disipara las tentaciones que acechaban en esas manos increíblemente ágiles. Contrariamene a m i deseo nada ocurrió y la Virgen permanecía en ©1 altar, cubierta casi con los gladiolos blancos,
desfigurada con la intermitente claridad de las velas. E n ese m o mento ellos comenzaron a reír y a darse palmadas en las nalgas,
lo que aparentemente les causaba las m á s atroces delicias. Advertí
75

MEnCEDES CORTÁZAR
que se dedicaban a las labores más inauditas, teniendo en cuenta
que sf hallaban en una capilla. U n o cic los m á s cdtos se aplicaba
un esmalte rosado en las uñas de los pies, otro se peinaba con esmero y coqueteaba con su figura reflejada en el espejo de una
polvera, algunos habían hecho una silla con los brazos y paseaban
sentado a un gordo mofleludo, que tenia las letras INRI pegadas
en la frente. AI i vecino más cercano se cansó de mis pechos y se
entretenía tratando de encontrar mi ombligo bajo los hábitos. C o m o
siempre usamos un refajo de lino m u y resistente siguiendo las indicaciones del reglamento, le era bastante difícil encontrarlo y
casi :<• podía decir que se desesperaba. Entonces, sin reparar en mi
asombro, empezó por quitarme el velo, la pechera blanca almidonada, el pasador con la imagen del Sagrado Corazón de Alaría,
que tenía grabado el lema: "Sagrado Corazón de María, Sed la
salvación mía", en fin, que con toda ciencia m e desnudaba. Y a
lo dejé hacer, pues pensé que se trataba de una prueba. Dios repetiría la historia de Abraham e Isaac. D e seguro estaba esperando
que todo llegase a su punto culminanle para enviar los ejércitos
celestiales en mi a}uda. N o podía dejar que sucumbiese ante la
las< ivia de esos seres depravados, pero al mismo tiempo persuasivos. A pesar de mi notoria piedad y que mi vocación era sincera, siempre demostré un gran interés por la filosofía profana.
Esta afición a lo mundano m e ha traído muchos reproches de
mis superiores y una especie de santo desprecio de parte del resto
de las hermanas, lisia afición que noté anteriormente había con
seguridad sembrado malignas ideas en mi conciencia, ya que pensaba que si los ejércitos celestiales no acudían en mi ayuda, algo
había sido puesto en claro. Si sucumbía ante la lujuria de seres
inmaieriales, era señal que Dios había olvidado hacernos fuertes
ante acechr.nzas superiores a nuestras defensas. Quería decir que
el tomismo se apoyaba en un punto relativo y discutible. D e otro
m o d o : cómo justificar el hecho que se nos presenten pruebas insuperables? N o es!aba en mí detener esas manos que m e desnudaban, por cuanto su existencia no era real. Ellos podían tocarme,
pero yo no podía ni siquiera rozarlos. Alis manos atravesaban sus
cuerpos. Esto indudablemente iba m á s allá de toda razón, pero
también era evidente que estaba ocurriendo. M i pie] era un testigo
fidedigno, ya que se estremecía bajo las caricias de aquellos íncubos y súcubos. Quizá mi vocación no había sido m u y firme, ya
que mi naturaleza siempre tuvo cierta propensión a los goces de
los sentidos. N o haría nada con ocultar mi sempiterna naturaleza
76

MERCEDES CORTÁZAR
Jasciva, dada a los placeres carnales y a la cual el roce de otra
piel despertaba con extraordinaria violencia. Observando que nadie acudía en m i ayuda, decidí entregarme a la situación, ya que
los cuerpos no suelen contenerse en ciertas situaciones culminantes.
Entonces füsfruté de esos seres livianos, de una belleza superior
a mi poder de evocación y descripción. Llegué a confundir placeres puramente sexuales con una ascensión jubilosa del alma. Supe
del amor en la g a m a infinita de sus manifestaciones, ensayamos
todas las delicadezas posibles en la escala h u m a n a y en la inmaterial. Las luces de las velas lanzaron agudos reflejos, que centelleaban en nuestras pieles cubiertas de sudor. Los ángeles pintados en la gran bóveda, arriba del altar, contemplaban boquiabiertos, con expresiones atontadas y gloriosas, nuestra danza; de los
sentidos. A veces el ruido del banco que se movía, retumbaba en
la capilla y hacía estremecer al aire con sacras vibraciones. Al
final de nuestra concupiscencia, transpirando y jadeante, comprendí la similitud del alma.y del cuerpo. El recuerdo de esos instantes no m e abandonó durante días. E n el refectorio, en los os•curos pasillos y aún en la dura austeridad de mi celda, la imagen
•de esos seres cristalinos brotaba de mi memoria. Poco después volví a la capilla, a la misma hora, con el mismo número de cirios
y los habituales gladiolos blancos. Nuestros encuentros se han convertido en una anticipación del Paraíso.

r?

Alvaro Medina Amarís
LA VENGANZA
El cuerpo, todo el cuerpo, asumió la actitud exacta, el ojo
se colocó en el lugar preciso, se movieron las aletas, la cola se m o vió y velozmente surcó el agua, pasó los límites del agua, surcó
el aire y con la punta fuerte y dura de su mandíbula inferior ensartó al pelícano que venía en picada a atrapar a uno de los peces
m á s pequeños. El momento culminante fue un punto m u y leve en
el tiempo y el espacio, el acto todo una línea fugaz en el tiempo
y el espacio: salió del agua, describió una cun^a en el aire y volvió
a entrar en el agua con igual gracia e igual soltura. Después, nadó
hacia lo profundo siempre con su presa, seguido de los demás peces. Y a en sitio seguro, los miró a ellos uno a uno y luego dijo
con voz precisa y alta:
— E s t á claro que nuestra inferioridad era infundada. L a venganza ha comenzado.
Y fue desplumando el cuerpo del pelícano m u y lentamente
para dar comienzo a un banquete impresionante.

Miguel Barnet
CHE
Che, tú lo sabes todo
los recovecos de la Sierra
el asma sobre la yerba fría
la tribuna
el oleaje de la noche
y hasta de qué se hacen los frutos
y las yuntas
No es que yo quiera darte pluma
por pistola
pero el poeta eres tú

78

Miguel Alberto Bartolomé
LLAMADA DEL ABISMO
Náufrago de este infortunado bajel
abarrotado de aguardiente y de cantos paganos,
otrora las estrellas llenaban mis cabellos
y he escuchado a la sirena de ojos dulces y boca dolorosa
llamarme entre la espuma.
Pero ahora las maderas del puente están cubiertas de algas
mis vestidos tienen el color del limo
y soy el m á s joven de esta tripulación de muertos.
Destinado como todo lo que transita por la superficie
a continuar el viaje hacia el abismo,
desciendo con los ojos blancos de sal
vueltos hacia el cielo que ya nunca m á s veré
y en el que sólo mi amor habrá dejado alguna huella,
aunque m i nombre no sea recordado en ningún puerto
ni mi retrato venerado por la mujer inexistente a la que amo.

A U N A MUJER-PAJARO
Poema para Carola
Niña pájaro
empapa tus alas en la sangre
pues cada palabra ya ha sido escrita
pero no en el momento oportuno
y detrás de estas montañas
arden desde ahora hogueras para siempre
Porque de todas las aves
ninguna tan fugaz ninguna tan amada
Cada paso Ueva al siguiente
y así te persigues en esta noche dolorosa
N o hay palabras nuevas para los viejos lamentos
y el dolor de ayer se parece al dolor de hoy
Ahora te reconoces en las estrellas del verano
Altair
por la que descubres el fin de la noche
Deneb
para la soledad estéril de la rocas
Vega
la que se recuesta en la crispada m a n o del amante
n

MIGUEL ALBERTO BARTOLOMÉ
Ay! si esta sendero caminara y tú inmóvil
pudieras ver pasar los nuevos rostros los múltiples destinos
para cada ojo un espejo
para cada diente un grano de oro
para cada puñal una herida que lo aguarda
Atiende a tus profecías
pero escucha al gato que ama en los balcones
indiferente a tu vida y a tu muerte
El rojo fanal del naufragio te enciende las pupilas
pero también duerme en el corazón de los hombres
que temen ser señalados por las calles
hartos ya del polvo que seca sus gargantas
Ahora sabes que todo se pierde al encontrarlo
y que tarde o temprano esta antorcha te quemará las manos
Cuál es tu nombre y cuál es tu destino
pájaro de hielo
tus alas se deshacen en este trópico de arena
Y hay mares salados como lágrimas
que esperan te hundas en su seno
Porque de todas las aves
ninguna tan fugaz ninguna tan amada.

I N T E N T O D E R E S P U E S T A PAR.\ F U T U R O S

INQUISIDORES

Todos han conocido el fuego
en este invierno
Todos creyeron comprender
y sólo eran palabras
Todos sobrevivieron en la escoria
y se cubrieron de cenizas
Todos gozaron de una amante cáUda
cuyo nombre olvidaron
Todos tuvieron un hijo
por miedo a la muerte
Todos esperaron la mañana
bajo la luz de una estrella inexorable
El escorpión muere por su propio veneno
inocula la ponzoña en su propio cuerpo
y agoniza.
Aún después de muerto sus ojos siguen odiando.

80

Edward Kissam

A HISTORY OF THE H-GEN
ORATION
Y o u , pal, boozface, m y best friend.
First teak highs in your manifest flat.
These destine him for libel.
Chowder
in the pot and cheesehoney sandwiches,
a terrific din to interrupt a glass for.
Malayan steward
must have bumbled again.
Wretch, don't porn in
on m y telephone line. H e knows what's
good for him (ajside from.)
Chatter, shocked he
he wonders, wanders off
the seasons streatched out into grass.
What's the world
coming to
these dayz?
People are
starving?
I never could get on with politicians
anyways.

82

EDWARD KISSAM
EVIDENCE & VARIEGATIONS

Lots was left on the way.
Sweat rolls down volcan.
Your name, earth Mesabi lode
incandescent in blue flame. Rays, yes
raise high the beam
on green
on the edge of the sea.
Page.
H o w to talk, a
tunnel down,
zinc ribbons beady.
One of my favorite memories.
Match hides her you.
Zow.
Explosion on the zenith
gates of eyes.
"Your lyin' Picasso, I sold it for 2 thousand guitars
and á butter knife."
October has no eyes, that month, I wouldn't
have m y daughter
curry favor with one,
because of the endless tarts.
Teatables
revolve incessantly.
V
Sing, John, sing gone out
of the month of the h-dance.
Lie on the floor, I'll ready it, you just
that fantastic
needle's barbed will flay you.
83

EDWARD KISSAM
A total turndown on my part
this whole heart-business
is.
Never a crossbow window
in six weeks of murder.
Y o u might.
"I've gone out today
already."'
I've turned on ideas this white month.
Locusts, in trouble. The rust
got mine
with hailstones.
-\o score on the
no-hitter, fellows. Hiroshima (my) says.
The blood scatters on the ground
like a broken hornets' nest.
heavy.
The rest is on m e ,
the stones of Byzantium: gold, green
saffron, blue. Footsteps cool on them
for the orange trees bloom.
Weighing the scales,
a slip, an extra mouth
unhungry means salvation"Alister, for you,
the unguent of poppy-red?"
Please don't think.
Gape. The sole of m y feet
just a nail to moth-fluttering.
The ship toward the sky
has stumbled in the hills. Sage brushes up
against m e in the dark.

84

J. D. Whitney
THE PLACE
not there.
Line is
line,
no
point.
Stop,
you are
no
where no
place.
Move.

THE SORE
IS.
Full of it
self.
There.
Where the
mind
snags.
Articulate
spot:
point of
all flesh.
Center.

85

^:m.mm

<i

U.

'X0?á

Carroll Arnett
POONTANG BLUES
for Syd
End a the week,
just got paid,
money's gone
and I ain't got laid.
Got no gin,
no beer nor wine,
otherwise
I'm feelin fine.
Seven more days
I have to wait,
nothing to do
but masturbate.
Got no nooky,
no sixty-nine,
otherwise
I'm feelin fine.
Guess I could pray,
go take a shit,
go downtown,
do the bit.
Man, like I got
this looooong life-line,
otherwise
I'm feelin fine.
Here come a gray chick,
you watch m e grub her,
w h o to fuck
needs a rubber?
Says she's a Liberal,
a Frind of mine,
otherwise
I'm feelin fine.
S7

CARROLL ARNETT

Lady, I done had
a friend, he's in jail,
what I really need's
a piece a your tail.
Says she think my peter
is juuust divine,
otherwise
I'm feelin fine.
She shake and moan
like a mutherin beagle,
says oooh this really
I'm feelin fine.
She seen the fuzz,
she give him a sign,
otherwise
I'm feelin fine.
Fuzz he kick me
m the balls,
fhat's what comes
a wearin overhalls.
Workin the farm
in the nice sunshine,
otherwise
I'm feelin fine.
Good behavior and
six more months,
I done give up
fucking with cunts.
Now I drink coal oil,
piss turpentine,
otherwise
I'm feelin fine.

88

William Leo Coakley

NIGHT FLOWER
This Í9 the poem for m y Robin
to keep him from the cold,
a cry of comfort in the dark
against the alien owl.
It is night; it is autumn.
W e walk together:
black, the path w e m o v e through;
the tall trees are black;
the m o o n has gone under
I give you m y hand, love,
and w e go down in darkness
to the dark fields.
Our moving eye of light,
the quick star falling,
catches the eyes in the rock,
the s u n — sunlfower! sunflower!
whirling its gold ring
of petals— a bee eats
its green heart. W e fall back.
It is night; it is autumn—
I give you m y hand, love,
and what warmth I have,
and the strength of m y mouth,
thrust of m y risen body,
sunflower shattering the d a r k —
Robin, Robin, when w e fall
to sleep from love,
it is to the world of burst
sunflowers that w e move.

m

WILLIAM LEO COAKLEY
EQUINOX

It is the best fall weather:
on the white dunes, w e lay w a r m in sand,
the music of our bodies tuned together—
w h e n I have rocked you, lover, w e grow cold.
Do what the muse insists:
cut it out cold, the chaos formed
in marble, obsidian, bronze—
when you make it, you watch them kick it down.
Green hills, the rock aching through;
the path up, rooted, thorned;
but the view, the view! I will not mock i t —
when you get there, you go back.

Alvin Greenberg

REALITY, WITH MIRRORS

this is the stage
where w e ought to
abolish paternal illusions, this the daughter
who comes on this stage
in tights, and this
the saw, this the motto

90

ALVIN GREENBERG

of the aging father
in tails w h o has to
blink in the glare though
he does not want to
when the band arirves
with horns, with tunes
and the curtain awaits
and the father is there
while the audience assembles
and the march begins
peeks through his fingers
at the ticket sellers
at ushers with red hair
at multitudes in the aisles
doctors in front then
cops and bums and others
w h o care for our health
and children at the last
and all b o w down before
the magician's lady
w h o allows the magician
to saw her in half
then some at her head
and some at her feet
they draw the lady apart
and others in line
pass in between
where the lady's no
longer attached
and cavort in the gap
while she mimics their time
by wiggling her head
and curling her toes
with independent grace
though the brown in her eyes
widens with dread
at being once more joined up.

il

ALVIN GREENBERG

A N IMPROMPTU H O M E PUPPET S H O W
FOR GEORGE WASHLXÍÍTÜNS BIRTHDAY

A green dragon on a child's hand speaks first:
'All right,' he says, 'all right,
w h o did this thing, w h o
chopped down that apple tree?'
"Sow let's see,' says the red
fox peeking around the edge of the couch,
'what was I supposed to do today?'
'White georges landed on plymouh rock,'
says big black dead Malcolm X ,
'but w h o did Plymouth rock land on?'
'V.'hcrc did everybody go?' says George
from a paper bag with eyeholes and white curls,
'Has anybody seen red fox today?'
The audience wildly applauds, one
four-year-old girl, compounding
heresies with her dirty hands.
The actors, however, depart on the verce of tears.
They hadn't meant the game to he so short,
but they hadn't anything else to say.

92

C. W . Truesdale
ISHI THE YANA

He was Ishi the Yana,
And they didn't know where t put him.
o
He was the l s grown orphan
at
Of a fugitive people.
When everyone else was gone,
W h e n he could hunt no more
Because his sister died,
W h e n all this happened and he surrendered,
They put him like a piece of
Animated pottery
Into the corner of a museum.
And he spent what was left of himself
A n d what indeed was left of his people
Like Mickey Mouse among the kids.
He was simply himself—
Mild, gentle, a good hunter,
A craftsman too, and reticent.
H e knew exactly what the mountains
H a d been made for and the rivers.
His people died because they did not know.
About the registrar of deedsThey died like some mother in Hiroshima
Wholly absorbed in a young child
W h o did not even notice how near
The sun was the second time i rose
t
A n d did not thnk what I a m thinking.
We are told that he was happy
To let his hands remember
The shape of arrows
A n d like a saint
H e was not even conscious of forgiving.

93

C. W. TRUESDALE

T H E E N D OF OPEN

SINGING

If I go to the end of this song,
If I leap like some fool
Toward some lunar promise.
I will find myself in solitary wonder
Among the smiling complacent mothers,
Among the friendly bedlamites
And I will paint the white walls
With red obscenities
And I will leer at nurses
And drive m y hands
Among the black hairs of analysts
Until I know exaictly half of what i is
t
To die a killer in
The current of technology.

T H E JERK
You will find him thereHappy, relaxed.
The executioner.
Dancing
In the currents
Of his pleasure—
Their bodies shudder.
And again.
He smiles
Like the hand of Zeus.

94

C. W. TRUESDALE

AFTER T H E FALL

I have known eyes
That grew like roses in m y head
And I have known girls
That died like vision
In m y hands.
I have killed the horney owl
In the midnight trees.
I have seen beavers
Alive in the desert.
I have seen the t i s of monkeys
al
On the edge of madness,
Have seen eyes and tongues
And t i flicker of lustrous fangs
Je
In the wise gardens of
Medusa.
Despair has known me,
Vile wet despair has known m e
Like the tongue of dogs—
I have m y father's smell upon m e
And his tremendous gait.

«5

h

B

l

e

s

m

Margaret Randall
THE MOLECULES
(begins... )

1.
each part the trees the
self which is
m a d e and put
forth
i live as
a group a combine
the whole those pieces form and
sing
the same note being
still as clear
transparent hot or
sounding as that dog's whistle
beyond the ear
where each part
it is true it couldn't be
less whole
in pieces.

(sergio...) 2.
at your feet as they
go out
just at that very
opening
one moves apart from
the other
still
comes back
reaches
forward and again forward
the continuous animal
just at your very feet as they go
Ufting the shadow
on a day like that

m

MARGARET RANDALL

held by the heel of your shoe
sucked between your legs
as you go.

(sergio...)

3.
after you have said it
twice
for emphasis
marking the words
with a red pencil looking
at m y face to
assure the register
you say
don't
take it so seriously don't
m y preface m y warning one must be
logical and
die.

(sergio. ..)

4.
when you
slam the door and say
ditto
i can't
sleep here
w h y did you pull the drann cord so hard
will go
to the studio /bang/
the silence
cuts
skin stretched by
tooth and finger m y body
grows black in to out and then

98

MARGARET RANDALL

you
open the door come back in
silent still
screwdriver and pliers
in hand
no words.

(the others...) 5.
the big
blue coat and gold buttons
though tarnished
surrouniding meat
flesh
ragged sweater hanging from one hand
says
he hit m e hard got away
and
twelve m e n both sides of
eternal fence
9th precinct /mexico city/
fill the room
long bellylaugh.

(myself. ..)

6.
it is here i say here
where i hurt
blue
wine for vintage and
. .a case
for questions
the child's finger
points to t u m m y tooth or head
and mine
to happless air.

m

MARGARET RANDALL

(and that,
too...)

7.
the daily press
inslructed
makes a case
for Johnson's trip
big daddy
from the north
he stretches
his hand in clenched fist
the
workers get the day off are paid(?)
in truckloads
they come waving
little flags
through wine and caviar the american ambassador
plays his trombone and
ladybird sings guadalajara o
guadalajara
memories of honeymoon and
little mexican children
taught once by the big m a n
in tcxas where mexicans
and dogs are not let in to
certain places
houses
ranchstyle oil wells or
telephone booths his
hand on the phone
a private line
on the phone the
busy signal says
the line is dead.

100

MAHGARET RANDALL

(the books...) 8.
from eight flowers
i choose four its
more than half
artaiid is dead
but killed
the cabbala before he went.

(sergio...)

9.
m y mouth feels sometimes
in the jean moreau movie i a m still moving
m y mouth moves around the edges
under the skin the smile
that particular smile
in stages.
i would like you to say
how
can a mouth be that perfect
especially this lip
pointing to
carresing
the upper
but mine speaks
a different harsher language is filled
with foreign logic
reaches
nonetheless
for the offering a
tenderness
tongue gone n o w
only tooth.

101

MARGARET RANDALL

(the little
children w h o
lead us)

10.
i see again what
fenollosa saw as he
m y child
writes
from fingers forms letters
copies
smiles
the letters the words
have their o w n intention
form
it does not go
according to alphabet or
ruler but
up and down with
the spring's design.

(crowding about/
against us. ..) 11.
what will w e say
to them what what will w e
give them on that plate when
they hand it out
out
what
goes here is put
inside
those bellies
a poem?

11®

MARGARET RANDALL
robert
creeley...)

12.
those trees are
curious
but then
w e only see what
grows above the ground.

(the dream,
in space...)

13.
i lie down on that
corn altar
growing out of m y eyes
the ears
from between the toes of m y feet
and hands
the c o m
as an instrument
feelers jumping to
a static call from m y hands from
the stages of m y spine the
knobs bent
coiled
corn
a rope
that altar
husks ripening as hearts
offered up
only
the altar remains and i
from years
layed out on it.

(Judith...)

14.
chambers
:what surround

103

MARGARET RANDALL

close in i wait
the pulse of it is long and
tedius
reacts
recharged against
my limbs the
limit
of the line
and breath.

help from a
professional...) 15.
this is not
indifference
he says
but fear
the leaning in between
a going out and
coming back
a hundred times in
one minute
how
to measure it.

(bill truesdale...) 16.
what can i say
of those old poems
showing
with curved smile what
can i tell
discover

104

MARGARET RANDALL
the shame gives place
to growth
a growing
upward or downward or
outward even
: remember.
(the act of it...) 17.
plant
a lip in the soil
of m y face
head
a fine flower
or cactus with
one bloom
it bursts at morning grows
hot in sun the color
ripens
fades
is dead

(ximena...)

by dark.
18.
the youngest
raised
by habit
love
disregard or
indolence
walks runs pushes
that energy
tremendous
forward

105

MARGARET RANDALL
cries
or laughs alot
moves
along repeated line
then softly
:papa
to m e or him or both
repealed
her own extasy.

(minutes. ..)

19.
hunger is
more than pain a
reaching out
around
the unfilled space
not there.

(hours. ..)

20.
those words do not
go
with
the expression on
youi face
rather
not a mask even but
the) elements
from which a music
more than twelve tones
uncountable in
that cold measure.

106

MARGARET RANDALL
(weeks...)

21.

if you want
need
more than that you must
reach
a door where
opening
the cold air
comea from inside the room.

(george and
angela
bowering...)

22.
in silence they
wait and in
silence they fall and
in silence
no one hears the
name
unsaid
used
cutting
through the lip
swollen
in silence.

(Jerome
rothenberg...) 23.
a calm door.
a calm way to go through.
through.
calmly.
a very calm entrance.

107

MARGARET RANDALL
into.
in to.
a calm place.
very.
stitched.
slowly.
slowly and calmly.
no wind.
by m a n .
by m a n or element.
no wind calmly.
no wind by no m a n .
by no element.
calmly.
an entrance with no.
wind.
in to.
unheard.
unheard calmly.
and the paitence.
to wait.
calmly.
into.
(alvin
greenberg...)

24.
there is a part of this
the part called risk
gets into m e
i break it
apart with m y hands
examine
what of it touches m e
calls
what thumbprint or tracing it leaves
on shoulders
along spine or
afterwards.
this wistful item
telling

108

MARGARET RANDALL
this that is most there when
discovering
comes out of itself
breaks m e
in light and highstrung pieces
electric
like the way a water runs
or stops
in sand.
(sergio...) 25.
and to say
i love you
like flowerpots
the filling stands aside is
only what covers what
goes around it
words
a blanket or
roof
walls already mossing
better to say
come
be with m e
here
run your feet in time with
mine
m y o w n with yours
come
sit in this honeycomb
of firelight and
fists
corners and waves of
loose w a r m air
catching us
putting us where
our o w n reflection
speaks to us.

109

Eleanor Antin

T h e P m \ Klee P o e m s
BALLISTIC
a bullet fired at steep angle rises
it turns a climber of stairs
from step to step the leg strokes of a swimmer
a stone falls a balloon rises
gets w a r m w a r m e r
turns from its course crosses the earths atmosphere
it barely escapes the peril of being tied to the earth forever
it moves on into the stratosphere as shooting star

FULCRUM
thiough the heavy dark the axis AB drops from a to A
and rises from b to B
left dark is n o w lower thiin right light
to restore balance black is added to the right light
or
i a m stumbling toward left and reach out toward right to prevent
a fall
the upper portion of m y body is too heavy

GRAMMAR
active i fell
the m a n fells a tree with his ax
medial i fall
the tree falls
under the ax stroke of the m a n
passive
i a m being felled
the three lies felled
110

Simon Perchik
THE STAR

She did not read, "Did
your daddy hold his baby
and whisper ' want
I
some sugar
from your sweet lips?" "
I never wrote her that.
I wanted only to remind myself
(holding her face
in both m y hands)
her manager may have whispered
when he bent the photo
when he saw
I forgot to send the stamps,
to self address the size of envelope
he had carefully advertized
may have whispered
but sent the picture anyhow.

9
The losing wrestler slides his leg
between the tenderness of opposition
his fear of combat long foigot
only winning rubs
punches out that same tattoo
boxers flurry, hugging and weaving
in a like-roped-room of contact,
booed by an alien, angry crowd
he grips the loss
so that this battle ends alive
in a familiar private room
: the touch of each other reminding.

in

Ed Stone
"What's the problem, then in being
creative and prophetic, rather than
professorial and academic?"
—Walter Lowenfci».

KNOWLEDGE
I went to school nine long
years and summers
I read signs in horses' asses
(secrets
of economics)
I know plenty
I know a white sky
is damned
exclusive property
and the sun extracts
payment
behind that smile
the sun demands payment
without fail
you don't pay
i don't come out.
t

PREDATOR

Here he comes with bloodsky
behind him to blind m o
I can't see him but I see
his shadow
feathers
bunched
arrows
knife-shining medals
of his cla\rs oh this is no
sweet tweeter

112

ED STONE

this
one
kills
jungle-flexing wings
salute his General Death
again and again n o w
here
he
is
right on target
bugle-sounding wind
hastens his thrust
hate
your
eyes
M o m m a no chicken
Poppa no rabbit
hawk
dies.

SURVIVAL

It is difficult to be adjusted
to the times but not impossible.
Every morning without fail I
scrub m y heart with a toothbrush
to keep it clean and smiling.
Then I pin it to my armless sleeve
crawl into m y roaring wheelchair
rocket the freeway of m y soul.

113

m

:f¿yh¿^

V % ¿ ^ m ^ ¿

Besmilr Brigham

YAQUI DEER
H e danced in the circumference of grace
reaching for the still, his face
holding that still—unattainable quiet.
W h a t the body craves the mind makes dreams
for, and he made, in waking sleep,
a dream; surrounded by faces—he
the center of faces, the center of bodies
drawn in, pulled to that enclosure.
His body
moved stark in witchery,—bewitched,
flesh with thicket wonder
an Einimal the soul had trapped.
Kin deer—all unconscious of the fire—!
burning a hard flame in the center of
each man's center, intent only
upon that laying hold of completion
that he reached down for—in sound
and in movement. His eyes to the
still earth, he moved against her.

The big full gourds in his hands,
the m a n dancer waited—
waiting the call of the fife,
waiting a note in the stiff rattle
boards, waiting a coming up;
and then the hands m o v e d — a snare-trap!
one quick «hake, another
in plunging hold with a hard current that
ran and stopped, and the head lifted;
the surrounding life moved up
and inward, caught in his broken wait.

11.5

BESMILR BRIGHAM
O n e must go breathless upon i t —
any quivering thing lá livelytaken. His eyes set inward. Closed,
their movemi'nts held under the arched
lids still, as the quieted whole
face turned, cautious in direction,
aware: and he was a m a n and he was
a deer, with the deer fear
pulling into himself all other intention.
To become another time, a renewed
age, a survival life, bent over in the
intimate woods' animal stance, the stag;
and the white cloth that bound the alert
head, that held secure the second head,
the dead buck's head, bound h i m —
tied to draw the face into the other
face, hard to the center ceremony
knot with its tight flare flanges—
(One looked to his shut lids and saw
living the dead stag's living stare).
Under the heavy carried horns, the m a n
held—the deer bound to his o w n continuance.
When the flute reaches a high quivering pitch
and sticks with racing hands run over the raspers;
when sounding boards tremble in the water
and the drum holds to the heart with
its intolerable terror—
w h e n the sacrifice of the earth soul
is upon one, the gate to the dark place
opens:
and the god w h o sits in the middle of
the whole world, between light and darkness,
quivers in the thigh as
the shell is broken—and the gourds shake
long in their heavy breaking unbearable unity.
It is an apprehension—•
a fear, a pullig out and drawing to,
drawing into the darkness that holds;
and the not-known fills what there is
no sound for: the center will open!

116

BESMILR BRIGHAM,

and the gourds draw away from it.
A pulling in and drawing a w a y — . Quicked
to the earth as when the sky pulls d o w n
its heavy sides to touch her, the feet
leave up from the hard ground weighted. ..
precarious in caution,
struck separate from their gravity,
held and flung in an enormity of peril,
the legs in chain of dried cocoons
bound from the ankles;
and the belt with its long thongs—tipped
with little cut-off toe points
of the killed deer's hoof—quivers.
The god of Seeded Universe
has opened his eyes for m a n to look upon him.
T h e gourds move from heavy to heavy,
their hard beats held like a net with sound
and echoes of sound, thrown o u t —
that hurls in bond each repetition;
the hooves lift.
There is a limbemess of step and prance,
and a breaking joy
comes up thick from the shook gourds
through air—to fling itself
and break in persistence against the net.
O n e is beaten
into the woven knots of its mcslies—
great thrown snarelines—and pulled;
and the wide night circumference haul-in
to that one point of the sacrificial deer
and the man-body, upper part naked, with its
all set muscles to motion and the beating foot.
As though the earth were fire
and burned the flesh to touch it,
the loosened muscles
tight in their quivering constant.

117

BESMILR BRIGHAM
3.
Strung-tight it is a rhythm
of plunge wood life,—
renewed body of the snake
crawling from its discarded skin
down under
the muscles throwing off;
it is the shake of the horn as it sheds itself!
dance of the fire-burning flesh heart
variable in discord and grace.
And he has his way now—defying the whole
dominance of m a n , rounded arrogance,
the without wonder—narrow, tight, durable
w a y oí looking; he has broken cixiceptance
witli his sharp hooves. The m e n
squat about or stand and unseen wild eyes
m o v e in to look from open h u m a n faces.
creatures from the bush
with no relieving hand held to push that
living fury back in its unmolested context.
N o arrow can touch H i m ,
no little whirled ball of death, or explosion.
Because the will of usurption is stilled.
H e is the god-legend that is m a n
dancing in the furnace of fire.
The stag high on the riiljre with death only
his ultimate temptation
H e is the
Ideal, pure with power of the U n i c o m
that eats for life
that drinks water
that knows joy
that sleeps varily
caught in his bed of terror and sorrow.
H e is life—in liie stiff flung-down feet that
beat stark, tramping the un-giving-in
earth that waits to claim him.
H e is the made-flesh that gives itseK;
and this is his hour

118

BESMILR BRICHAM
before the knowledged sacrifice.
"Eat of m e and m y flesh is your flesh"
as life in its ravenous h u n g e r —
the watchers are waiting the kill
" W h e n do the hunters come
W h e n do they do i t ? " —
eats its o w n life to sustain itself.
The air becomes potent for the kill
But—not yet! Let the stag
open his eyes first that a m a n m a y
look full into them. Let him come out of
himself. The spirit cannot
defy one's touch forever. A n d the arrow-shaft
waits, its flint-point heads set for the heart.
The crowd pushes about the short cut posts—
that with blood flowers set apart
the animal P a s q u a — : " W e have a soul."
Though not as god—•
it is m a n w h o holds the arrow and
his will draws it flung out from the bow.
It is he w h o owns the musket-shattering
death;—with a cross at the throat,
the thrust knife
and the great god-supplanting hunger.

4.
All night
the m a n in the man-hunted
had danced
his figure live
against the smoke and green dust—,
blowing up
across the flat earth from log pile
flares, that cut the chill off;
and further than the light fell
the little death creatures
in their singing cocoons
had rung
strung on their leather cords
119

BESMILR ISRIGHAM

about his hard ankles.
Their dried hulls
hung wound
like a gathering of pods
a crisp crop of bells
that sang on his ankles.
Yet his hooves beat on.

A n d he will not give in to them,
though he must!
A spot of blood falls to the ground
and those gathered watch
as though the bleeding spread from
their parts as their thoughts pierced him.
With their hot flesh close upon one another
w h o could know what hand had done it—;
and their breaths come hard,
the bodies held back,
the mind-thing drawn in and in.
They will kill him with their wills
though their hands do nothing—
and H e knows! Yet his eyes will not
open and free them.
H e stands in the center of the earth
and his eyes remained closed in justice.
A s the four-held corners of circumference,
woven tight on all sides where the sky meets,
pull inward; and the four land of survival
g o d s — w h o hold up the blue sky's cup,
w h o spread the land's plate green,
w h o seed the corn
and blow on its little tassle ears the wind,
w h o wither its long hung leaves and b u m
its white bUsters hard, w h o soak its roots
with water and lie in the ground to push
the stubborn plant o u t — ;
they in the living powers of earth lay in upon him.

120

BESMILR BRIGHAM

A n d the d e e r — ! the animal
not broken
not giving in,
pulling down the skyabsorbing hunger...
the body! the moving body
. extends up
its own animal light...
Until the stars move—;
until the hole he m a d e in the night closes
and the ground becomes a rock,
an altar his feet beat on.
Until the flower whose petals fold
with good and evil. . opens.
The danca slows;
the feet will not hold up
and then it is over!
T h e passion is passed.

The rattle boards
have finished their scraping.
The water rasp
settles its waves to stop in quiver.
The big gourds held in the deer-man's hands
hang as though no brittle flung seeds
lay hurled inside them—the earthless.
For the life breath is stopped.
The heart drum isn't beating any more
and the note of the sweet-fife flute
has moved off into air to remembrance.
H e is only a m a n — t h e stag-head is off!
Yet, the bleeding has spread,
and no eyes can m o v e themselves
quickly from that center place where
all surrounded by a purity of blood
the body in flesh of the dead stag lies.

m

BESMILR BRIGHAM
5.
The deer-man stands
untying the white cloth;
he holds the false head in his hands.
In the old way, men pierced the skull
of the animal's head, ran with iheir blooded
arrows. But the stone-caught spirit,
alive in invocation, sat dead in the stone.
For there was no need a n y m o r e —
the past lay in remembrance of scape goat bunts
beating the brush into bush wild, making
a fan shape death's wing out until the points
closed, and circling in that clear range
the racing deer, the rabbit, and all
wood's aware things to move in for that
celebration of slaughter. In the beauty of
blood. A n d they carried the great bucks s o —
as a m a n would be—the hooves tied,
balanced and swung down from a pole,
lugging him in for the God's kill!
Where the live-fire sky
reached down close
to rub against the mountains
Gods were m a d e for blood.
Attainable,
they stood shaped with the hand p a l m s —
higher than the arms that held up
carrying to that high place,
lifted up in bici-s on the stretched-out palms;
as those being led to sacrifice
pierced themselves and covered hands in blood
to m a k e in that last night
the print of their relinquished touch
-chained to the death stone;
around that circumference the m a n
reaching moved,
and attacked, and fell back,—

122

BESMILR BRIGHAM
or danced in a pit oi fire,
until the life heart lay torn out from him.
The horns being taken from the man's head
m a d e shadows hke branches
that the fallow-live deer hid among,
wound with flowers red as a wound,
creeping up the sharp pointed antlers—
death for death! to tips of the divided crown.
Removing the jangle be t, the cloven
toe-hooves raced—the feeding deer runs stretched
through the fresh grove of cottonwood leaves—
as the tower bell rang long with its wooden clapper.
The masks had fallen away—;
each m a n looked into the face of another
and saw his o w n face.

Its

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( U n a pe<4rí5i é e uv^a f^i
€ « uíví piedra e s d o s . —

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K^

2 0

p o e t a s
e s p a ñ o l e s
c o n t e m p o r á n e o s

Carlos Lerena Alesón

Con Blas de Otero. Con cuantos
nos hemos hecho en la espera,
españa-ahogándonos.
R.I.P.

España
hizo la paz. La siesta
de la paz.
España
durmió en paz.
Aquí
yace la paz. España
de la paz,
descansa en paz.

VEINTICUANTOS A Ñ O S
Y la grotesca
danza de una paz
clamoreada
continúa. Y hasta
cuándo.
Anclada,
en calma chicha,
la nave. Y viento
en popa, mentira
a todo trapo.
.. .la danza. Y el calvario

126

CARLOS LERENA ALESON

VERDADES

LEGALES

Los voceros ensanchan
unas palabr£is viejas
y vacías por dentro.
Las hinchan de mentira.
Laa diminutas letras
se arraciman, se Juntan
al paipel. Lo emborronan
de tinta y de mentira.
(El proceso es senciilo).
Y el resultado, cierto.
U n infinito enjambre
de mentira-, aladas
se cierne. Puebla España.

LA M O R D A Z A
. .De sol a sol,
España,
en paz y en gracia
y por la gracia
de Dios y por Decreto,
en cruz. Amordazada.
(De vez en cuando asciende
un eco presentido
de voces enterradas.
De vez en cuando, asoma
furtivo, ahogado en himnos,
el hombre y su dolor).

127

CARLOS LERENA ALESÓN
IBERIA
' . . .merecedora
de ancho camino".
Blas de Otero
Sitio
sin suerte éste
de mi tierra.
Marcado
a sangre y fuego
por los siglos.
Suelo
desalentado y triste,
el nuestro.
A contralibertad.
Sombrío. Ebrio
de sol, harto
de sed. Ávido
siempre de justicia.

A

LA LUZ DEL

DlA

Sellados labios
de mi pueblo, labios
mudos : romped,
resonad, clamad
al viento. Blasfemad
si queréis, pero que suene
vuestra voz, que se haga
la verdad. Pero que sepa
el aire a vivo y se respire.
Decídselo, contadlo
a todo dios, a Dios
incluso.
Sacudid,
espolead España.
Que un pueblo vuelto en grito
anuncie que aún es tiempo,
que es tiempo todavía.
Posible, la esperanza.

im

Angel González
EL CAMPO DE BATALLA
H o y voy a describir el c a m p o
de batalla
tal como yo lo vi, una vez decidida
la suerte de los hombres que lucharon,
muchos hasta morir,
otros
hasta seguir viviendo todavía.
No hubo elección:
murió quien pudo,
quien no pudo morir continuó andando,
los árboles nevaJjan lentos frutos,
era verano, invierno, todo un año
o m á s quizá: er.i la vida
entera
aquel enorme día de combate.
Por el oeste el viento traía sangre,
por el este la tierra era ceniza,
el norte entero estaba
bloqueado
por alambradas secas y por gritos
y únicamente el sur,
tan sólo
el sur,
se ofrecía ancho y libre a nuestros ojos.
Pero el sur no existía:
ni agua, ni luz, ni sombra, ni ceniza
llenaban su oquedad, su hondo vacío:
el sur era un enorme precipicio,
un abismo sin fin de donde,
lentos,
los poderosos buitres ascendían.
Nadie escuchó la voz del capitán
porque tampoco el capitán hablaba.
Nadie enterró a los muertos.

'jm

ANGEL GONZALEZ
Nadie dijo:
"Dale a m i novia esto si la encuentras
un día."
Tan sólo alguien remató a un caballo
que, con el vientre abierto,
agonizante,
llenaba con su espanto el aire en sombra:
el aire que la noche amenazaba.
Quietos, pegados a la dura
tierra,
cogidos entre el pánico y la nada,
los hombres esperaban el ir.omerilo
último,
sin oponerse ya,
sin rebeldía.
Algunos se murieron,
como dije,
y los demás, tendidos, derribados,
pegados a la tierra en paz al fin,
esperan
ya no sé qué
—quizá que alguien íes diga:
"Amigos, podéis iros, el combate..."
Entre tanto,
es verano otra vez,
y crece el trigo
en el que fue ancho campo de batalla.

130

ANGEL GONZALEZ
estío en bidonville

Languidez de las cosas suballernas,
inútiles objetos, (jlvidados,
grises
plataformas de polvo
cotidiano,
sucios cristales ante turbios cielos,
contra los que los gatos
mayan, duermen, se aburren,
paseando
su felino desdén, su desenfado
torvo, su angulosa
y erizada estructura, en el tejado
musgoso y apacible c o m o
un prado.
Allí en esa silla baja es donde
el niño
cojo
se ha sentado
para ver las palomas. . .
— ¿ Q u é palomas? N o es cierto.
Y o estaba equivocado:
para ver
los papeles oscuros casi blancos
izados por el viento,
levantados
—lloverá— en un remedo
de vuelo sucio, inútil, fracasado.
Para ver a la cabra comeárboles
atada a un árbol carcomido y laclo,
para gustar el polvo en la saliva,
para oír a los grillos enjaulados
en su cárcel de alambre y de madera,
para cerrar los ojos deslumbrados
ante el destello búbito y violento
del sol en vidrios rotos reflejado,
para sentir las uñas de la tarde
clavándose en sus leves, blancos párpados,
131

ANGEL GONZÁLEZ
y abrir d«pués los ojos, y. ..
Silencio.
La ciudad rompe contra el campo
dejando en sus orillas amarillentas,
en el polvo de hoy que será barro
luego,
los miserables restos de un naufragio
de colosales dimensiones: miles
de hombres sobre\'ivcn. Enseres v artefactos
— c o m o ellos rotos., como ellos
oxidados—
flotan aquí y allá, o bien reposan
igual que ellos, salvados
hoy por hoy —¿sólo h o y ? — , sobre esta tierra.
M a ñ a n a os un mar hondo que hay que cruzar a nado.

Gabriel Ferrater

LA VIDA FURTIVA

Seguramente será como ahora. Estaré despierto,
pasearé arriba y abajo por el corredor. C o m o un barrenero
que sale del pozo, m e llegará
desde el silencio de toda la casa, brusco,
el ronquido del ascensor. M e detendré a escuchar
el batir de las puertas de metal, y los pasos
en rellano, y adivinaré el instante
en que empezará a temblar la angustia del timbre.
Sabré quiénes son. Les abriré en seguida. Todo perdido,
que entren éstos, a quienes habré de decir todo.
182

GABRIEL FERRATERIN ! \ I E M O R I A M
(Fragmento)

Cuando estalló la guerrc. yo tenía
catorce años y dos meses. D e momento
no m e produjo demasiada impresión. Tenía la cabeza
llena de otras cosas, que todavía ahora
considero m á s importantes. Descubrí
Les Fle.ures du Mal, y esto quería decir
la poesía, ciertamente, pero
hay otra cosa, que no sé cómo llamarla,
y que es la que cuenta. ¿La revclución? No.
Así la llamaba entonces. Tendido
bajo un avellano en el corazón de una rosa
de hojas alicaídas y verdes, como
piel de oruga desollada, ídlí, echado,
en la encrucijada del mundo, m e llenaba
de feliz revolución, mientras el país
crepitaba de revolución y contrarevolución, no sé si feliz, pero
más revolucionado que yo. ¿La vida
moral? Algo parecido, pero es demasiado ambiguo.
Tal \oz la palabra mejor sea la de egoísmo,
y es mejor recordar que a los catorce años
hem<j.-i de mudar de primer:' persona:
ya r.os aprieta el plural, y cl ejercicio
del estilita singular, la náusea
del elevado sobre sí mismo,
nos parece un buen progrí^ma para el futuro.
Después vienen los años, y felizmente
también se alejan, y se nos va cansando
la m a n o que acaricia la tozuda frente
de la íntima conciencia, y sucede que adoptamos
este plural, no sé si de modestia,
que renuncia al singular, lo abandona,
peío agradeciéndolo y premiándolo. Basta.
Acabadas las vacaciones, sí,
vi que a mi m u n d o ilguien le había
hecho un nuevo roslro. Sangre y fuego.
N o m e parecían horribles, pero eran

CABRIEL FERRATER
la sangre y el fuego de siempre. A mi colegio
de curas lo quemaron y, el Guiu,
que era el sargento de la clase de gimnasia
premilitar, al que todos odiábamos
(vuelvo al primer plural, porque la vida
es siempre una regresión), el Guiu fue
asesinado a tiros, y según nos explicaron
fue m u y laborioso, porque llevaba
cota de malla bajo el disfraz
de viejecita campesira, y en la cesta,
bajo los huevos, escondía tres granadas.
Lo mataron en el rincón de la plazuela
de Hércules, junto al Instituto,
lugar al que íbamos entre dos clases
y no recuerdo que m e pareciese
señalado de alguna manera, ni que quisiéramos
encontrar en un tronco de plátano una bala
o alguna otra señal. E n cuanto a la sangre,
no es preciso decir que, tal vez el mismo día,
se la llevó el viento: el polvo
fue en todo caso un poco más pesado.
Las chamuscadas paredes del colegio
no sé si las recuerdo o si las imagino.
N o entramos. Estábamos de mudanza, y no
hallábamos interés en los remiendos
de la vieja piel. Olfateábamos el miedo
de los mayores. Salíamos del miedo infantil
y teníamos la suerte de que el m i m d o se nos presentara
casi fácil del ^odo. Cuanto m á s miedo
tenían ellos, más Ubres nos sentíamos.
Era el proceso, y con nosotros la rueda
se aceleraba mucho. Eramos felices.
(traducción del catalán por José Batlló)

134

i
^

\

r
yhh4.í^^4-c^é^

José Manuel Caballero Bonald
BLANCO DE ESPAÑA
Escribo la palabra libertad,
la extiendo
sobre la piel dormida de m i patria.
Cuántas salpicaduras, ateridas
entre sus letras indefensas, mojan
de fe mis manos, las consagran
de olvido.
¿Quién se sacrificó
por quién?
Tarde llegué a laá puertas
que m ^ abrieron, tarde llegué
desde el refugio maternal
hasta el lugar dej crimen,
con la paz aprendida
de memoria y una palabra pura
yerta sobre el papel atribulado.
Blanco de España, ensombrecido
de púrpura, madre y madera
de odio, olvídate
del número mortal, bruñe y colora
los hierros sanguinarios
con las ciegas tinturas del amor,
para que nadie pueda recordar
las divididas grietas de tu cuerpo,
para escribir tu nombre sobre el mío,
para encender con m i esperanza
la piel naciente de tu libertad.

APRENDIENDO A VER CLARO
1
Fueron haciendo un corro
alrededor del muro
cuarteado y llamaban

136

JOSÉ M A N U E L CABALLERO BONALD
a gritos, no sé a quien
todavía, volviéndose un m o m e n t o
hacia el chaflán antes de deslizarse
entre los abatidos postes
de la cerca.
Lo recuerdo
despacio, no podría
olvidarme jamás de aquella voz
mojada de lujuria,
de aquellos broncos brazos aferrados
al pilar de las bardas,
de aquel mirar vidrioso
prendido
en el alféizar.
Vienen
por Rosa (oí
que susurraban), vienen
por ella. Y ya
todo fue como un trueno
alrededor del cuarto. (Nadie
vendrá por ti, m i guardadora
paciencia, delantal
de mi infancia). Escuché
desde lejos los golpes,
el trepidar del techo de cañizo,
la terrible espesura
del grito en la mordaza.
¿Quién
entre aquellas siniestras
figuras de guiñol
m e equivocó los años de estar solo?
Octubre colegial del 37,
ya sin la vigilancia
doméstica de Rosa
en los balcones, cuántas veces
pregunté por su risa, fui
acercándome en vano
a su escondite, de calor,
adiviné los símbolos

107

JOSE M A N U E L CABALLERO BONALD
impuros, asumí en la cocina
el papel del que vela...

Miro con los ojos de entonces
el zaguán en declive
del prostíbulo, a medias
columbrado desdü la penumbrosa
esquina. Alguien
vomitaba en la jamba mientras
rugían las demás un himno
de victoria, golpeando con furia
en el postigo. (Abre,
somos nosotros).
Bajo
el alero fugaz del callejón,
entre las sombras
aledañas, sentí por vez
primera el miedo de enfrentarme
a un enemigo, m e asigné
en la contienda el puesto
del vigía, acompasé mis años
al movimiento hostil de aquellas otras
figuras de guiñol.
En el dintel
se recortó un instante el rostro
soñoliento de Rosa
como en una película quemada,
con un brumoso fondo
de fusiles, carnes de tinte
sepia y gorros de soldados.
Cuando, al cabo del tiempo, quise
cotejar de una vez con mi experiencia
la deserción de Rosa (no podía
elegir otro m o d o
de aprender a ver claro) y la encontré
desnuda, sin saber
supe
que de verdad habíamos perdido.

138

^

^%

¿ k n u J d ^ - ^

Carlos Alvarez
LECCIÓN DE HISTORIA

Dicen que el año mil novecientos treinta y tantos
la tierra de m i patria dejó de ser tierra,
porque se convirtió en un suelo estéril
enemigo del trigo y de la lluvia;
que los ríos perdieron temblor y transparencia,
y supieron la forma concreta de la muerte;
que las noches no fueron compañeras del viento,
y los robles doblaron su medrosa estatura
temerosos de una bala perdida...
(mejor se entierra el plomo en el pecho de un árbol
que entre las jóvenes ramas del hombre,
y mejor todavía
en la corteza m u d a de la tierra, en las minas...)
También dicen que en tiempos m u y lejanos,
siglos y siglos antes del Sputnik primero,
pero siglos m á s tarde
de que el hombre lograra que el sudor de otro hombre
llegara hasta sus manos con el brillo del oro,
también dicen qup entonces
lo6 ríos se secaron y el aire se hizo espeso
alguna vez en Gilboé y en Hiksos,
y en la llanura encrespada
de Marathón, bajo el cido de Grecia.
N o sé; yo no recuerdo.
Ni m e teñí las manos con sangre filistea,
ni m e importaron nada la ambición de Alejandro
ni la sed insaciable de Darío. ..
y del duelo entre Oriente y Occidente,
— e s e duelo pendiente todavía
según dice la prensadel duelo entre Persépob's y Atenas,
ya sólo m e interesa
la hazaña del atleta que corrió sin descanso
desde la última herida de lanza
hasta el canto primero del pueblo alborozado.
Son cosas ya pasadas:
historias de otros tiempo y otros hombres:
de los hombres que lucharon en Troya

140

CARLOS ALVAREZ
O que sintieron miedo en las trincheras
unos minutos antes del combate en el Ebro. ..
^ o no sé de esas cosas:
^o ^ o un hombre joven que ha nacido más tarde,
sy
alejado en el tiempo de Brúñete y Guernica,
alejado del odio por amor a la tierra,
amigo de la tierra y enemigo del odio.

SI H E D E S E R T E SINCERO...
Basta mirar, se llena de verdad la mirada
Miguel Hernández.
Si he de serte sincero, no comprendo
tu postura inhibida, tu letargo
risueño.
Pienso
varado en otro tiempo;
que alguna cosa en t se ha detenido, *
i
que tus ojos
no saben matizar, que miran
ciegos;
que no escuchas al aire que te envuelve;
que no tocas la vida que te cerca;
quizá que no respiras,
o no sabes
lo que en verdad un hombre necesita
para seguir viviendo.
Está todo tan claro. .. es tan sencillo
darse cuenta de cómo,
comprender
el porqué, desde cuándo, qué nos pasa. . .
Mira,
busca al tu alrededor, sin telarañas,
con la conciencia tensa,
no te entregues
al monólogo frío del espejo,
resucita,
pregúntale a las calles.

141

CARLOS ALVAREZ
investiga
sobre tu propio estar en las aceras;
tu costumbre adquirida en los semáforos;
el respeto a los guardias que te impiden
cruzar hacia la izquierda.
A veces
te he visto detenerte entre !as páginas
de un libro que leí en la adolescencia,
preocuparte
por ese m á s allá que nos metieron
en la cabeza cuando fuimos niños
c o m o un juguete m á s ;
pero no es hora
de perderse en las nubes,
escuchar
si vienen por las noches los ratones
a darnos su aguinaldo,
perseguir
la estrella de Belén con las alforjas
cargadas de ilusiones. ..
(A tu edad m e resulta incomprensible.)
si todo aquel pasado determina
tus pasos todavía;
si no sabes
dejar que se apolillen sin respuestas
tus primeras preguntas infantiles;
si las cosas
del m á s acá diario en que luchamos
apenas te interesan;
si te has muerto
— o lo diré m á s claro todavía—,
si no has estado vivo ni un instante
con un quehacer de adulto;
si mirar. ..
si mirando no sientes que se llena
de luces tu mirada,
de verdades
tu pecho,
de canciones
la plaza...
si no comprendes nada de lo que estoy diciendo,
entonces,
dime entonces qué clase de hombre eres.

142

José Agustín Goytisolo

LOS CELESTIALES

"No todo e que dice: Señor, Señor,
l
entrará en e reino..."
l
(Mat.,7, 21)
Después y por encima de la pared caída,
de los vidrios caídos, de la puerta arrasada,
cuando se alejó el eco de las detonaciones
y el h u m o y sus olores abandonaron la ciudad,
desipués, cuando el orgullo se refugió en las cuevas,
mordiéndose los puños para no decir nada,
arriba, en los paseos, en las calles con ruina
que el sol acariciaba con sus manos de amigo,
asomaron los poetas, gente de orden, por supuesto.
Es la hora, dijeron, de cantar los asuntos
maravillosamente insustanciales, es decir,
el momento de olvidarnos de todo lo ocurrido
y componer hermosos versos, vacíos, sí, pero sonoros,
melodiosos como el laúd,
que adormezcan, que transfiguren,
que apacigüen los ánimos, ¡qué barbaridad!
Ante tan sabia solución
se reunieron, pues, los poetas, y en la asamblea
de un café, a votación, sin m á s preámbulo,
fue Garcilaso desenterrado, llevado en andas, paseado
como reliquia, por las aldeas y revistas,
y entronizado en la capital. El verso melodioso,
la palabra feliz, todos los restos,
fueron comida suculenta, festín de la comunidad.
Y el viento fue condecorado, y se habló
de marineros, de lluvia, de azahares,
y una vez más, la soledad y el campo como antaño,
y el cauce tembloroso de los ríos,
y todas las grandes maravillas,
fueron, en suma, convocadas.

143

JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO
Esto duró algún tiempo, hasta que, poco
a poco, las reservas se fueron agotando.
Los poetas, rendidos de cansancio, se dedicaron
a lanzarse sonetos, mutuamente,
de mesa a mesa, en el café. Y un día,
entre el fragor de los poemas, alguien dijo: Escuchad,
afuera las cosas han cambiado, nosotros
hemos hecho una meritoria labor, pero no basta.
Los trinos y el aroma de nuestras elegías,
no han calmado las iras, el azote de Dios.
De las mesas creció un murmullo
rumoroso c o m o el océano, y los poetas exclamaron:
Es cierto, es cierto, olvidamos a Dios, somos
ciegos mortales, perros heridos por su fuerza,
por su justicia, cantémosle ya.
Y así el buen Dios sustituyó
al viejo padre Garcilaso, y fue llamado
dulce tirano,, amigo, mesías
lejanísimo, sátrapa fiel, amante, guerrillero,
gran parido, asidero de mi sangre, y los Oh, Tú,
y los Señor, Señor, se elevaron altísimos, empujados
por los golpes de pecho en el papel,
por el dolor de tantos corazones \'alienles.
Y así perduran en la actualidad.
Esta os la historia, caballeros,
de los poetas celestiales, historia clara
y verdadera, y cuyo ejemplo no han seguido
los poetas locos que, perdidos
en el tumulto callejero, cantan al hombre,
satirizan o a m a n el reino de los hombres,
tan pasajero, tan falaz, y en su locura
lanzan gritos, pidiendo paz, pidiendo patria,
pidiendo aire verdadero.

144

JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO

autobiografía
"Yo fui un mísero afligido desde mi mocedad,
siempre lleno de espanto, lleno de tristeza.. "
(SaJm. 88, 16)
Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste,
Y m i padre decía,
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío,
no sirves para nada.
Después me fui al colegio
con pan y con adioses,
pero m e acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequero niño,
no sirves para nada.
Vino, luego, la guerra,
la muerte — y o la v i —
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron,
yo, triste, seguí oyendo:
no sirves para nada.
Y cuando m e pusieron
los pantalones largos,
la tristeza en seguida

cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.
En la calle, en las aulas,
odiando y aprendiendo
la injusticia y sus leyes,
m e perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.
De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día,
la muchacha i{ue amo,
m e dijo, y era alegre:
no sirves para nada.
Ahora vivo con ella,
voy limpio y bien peinado
Tenemos una niña,
a la que, a veces, digo,
también con alegría:
no sirves para nada.

145

JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO

TESTIMOiNIO

Quiero dejar
escrito
lo que pasa.
Veo crespones,
asomo
la cabeza.
Veo crespones,
lanzas,
rodeando el ataúd
en donde
yace
la alegría.
Un hombre
levanta
la bandera
terrible.
Suena su voz
como un tambor
oscuro.
Luego,
silencio.
Sólo
un niño
llora.
Son las exequias de la libertad.

146

JORDI SaRSANEDAS

PEQUEÑO M O N U M E N T O

A JOAN

SALVAT-PAPASSEIT

Llanamente invoco a tu fantasma
con llanas palabras de los versos que nos dejaras
cuando caíste al hoyo de tu esperanza.
No para hinchar a los ríos con un noble soplo
te llamo de tú, como a los compañeros.
Soy viejo como tu muerte,
soy joven como tu vida.
Un maestro no eres. Los doctos ( reverencia!)
!
te descubren vergüenzas con minucias de acero,
y ¿quién ha de contradecirles?
Pero diste una luz a la gente,
pero la tocaste con una luz en !a cara
que se ha hecho verdad,
y nuestra ciudad
no sería exactamente la de ahora,
s no hubieses hablado de las calles del estallido,
i
del buen día que hace,
del encanto de los oficios.
Hace años que moriste. Y ahora estoy contento
con tu joven fantasma.
Así que puedo pasear contigo sin ningún reparo
por los caminos y los trabajos de esta primavera
que es la vida y la muerte eternamente.
Él orín ha devorado la esfera del café
que el dueño de un colmado hacía girar, y el fuego de San Juan
los grandes cestos de mimbre.
Cruzan coches enormes como yates de recreo
y otros menudos como zuecos de aluminio.
í
En el puerto hay luces nuevas, c e noche, y dos torres
de hierro.
Ya son viejas, las torres, ya se caen.
¡Hace tanto que moriste, y han pasado tantas cosas!
Pero aunque
el faro del puerto tenga ahora radar,
las gaviotas son las mismas,

147

JOKDI SARSANEDAS
y los luminosos vestidos de las muchachas de verano,
y los besos en la garganta,
y los colores de las horas que se deslizan por las calles,
y el amarillo de las naranjas,
y tú que con nosotros ves
c ó m o todo es bueno:
y la Vida
y la Muerte.
(traducción del catalán por José Batlló)

Jaime Gil de Biedma

BARCELONA JA N O ES B O N A
(O MI PASEO SOLITARIO
D E PRIMAVERA)
Este despedazado anfiteatro
impío honor de los dioses cuya afrenta
pública el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡Oh fábula del tiempo!, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.
Rodrigo Caro.
En los meses de aquella primavera
pasaron por aquí seguramente
m á s de una vez.
Entonces, los dos, eran m u y jóvenes
y tenían el Chrysler amarillo y negro.
Los imagino al mediodía por la avenida de los tilos,
la capota del coche salpicada de sol;
o quizá en miramar, llegando a los jardines
mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad
se mecen las soml^rillas del restaurante al aire hbre,
y las conversaciones, y la música,
148

JAIME GIL DE BIEDMA
fundiéndose al rumor de los neumáticos
sobre la grava del paseo.
Sólo por un instante
se destacan los dos a pleno sol
con los trajes que he visto en la fotografía:
él examina un coche mucho m á s caro
— u n duisemberg sport con doble parabrisua,
bello igual que una máquina de guerray ella se vuelve a mí, como esperándole,
y el vaivén de las rosas de la pérgola
parpadea en la sombra
de sus pacientes ojos de embarazada.
Era el año de la exposición.
Así estuve yo aquí
dentro del vientre de mi madre,
y es verdad que algo oscuro, que algo interior m e trae
por estos sitios destartalados.
M a s aunque los árboles y la naturaleza
o que el susurro del agua corriente
furtiva, reflejándose en las hojas
— y eso que ya a mis años
se empieza a agradecer la primavera
yo busco en mis paseos los tristes edificios,
las estatuas manchadas con lápiz de labios,
los rincones del parque pasados de m o d a
en donde, por la noche, se hace el amor...
y a la nostalgia de una edad feliz
y de dinero fácil, tal como la cantaban,
se mezcla un sentimiento bien distinto
que aprendí de mayor,
ese resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.
¡Oh m u n d o de mi infancia, cuya mitología
se asocia —bien lo v e o —
con el capitalismo de empresa famihar!
era ya un poco tarde
incluso en Cataluña, pero la pax burguesa

149

JAIME GIL DE BIEDMA
reinaba en los hogares y en las fábricas,
sobre todo en las fábricas, rusia estaba m u y lejos
y m u y lejos detroit.
Algo de aquel momento queda en estos palacios
y en estas perspectivas desiertas bajo el sol,
cuyo destino ya nadie recuerda.
Todo fue una ilusión —envejecida
como la maquinaria de sus fábricas,
o c o m o la casa en Sitges, o en Caldetas,
heredadas también por el hijo mayor.
Sólo montaña arriba, cerca ya del castillo,
de sus fosos quemados por los fusilamientos,
dan señales de vida lo murcianos.
Y yo subo despacio por las escalinatas
sintiéndome observado, tropezando en las piedras
en donde las higueras agarran sus raíces,
mientras oigo a estos chavas nacidos en el sur
hablarse en catalán, y pienso a un mismo tiempo,
en m i pasado y en su porvenir.
Sean ellos sin más preparación
que su instinto de vida
m á s fuertes al final que el patrón que les paga
y que el salta-taulells que les desprecia:
que la ciudad les pertenezca un día.
C o m o les pertenece esta montaña,
ese despedazado anfiteatro
de las nostalgias de una burguesía.

150

XosÉ Luis M é n d e z Ferrín

roí X O R D O

(1)

Yo soy la mujer.
Soy la mujer que mojó sus labios
en las heridas de cada uno de los vencidos.
Y colocó su lengua,
caliente como una paloma y musculosa como la serpiente,
en las heridas de cada uno de los vencidos.
Soy la mujer, viuda
de toda la nación de los humillados
y, ya que tengo la saliva espesa
de las hermosas sangres del siervo,
puedo decir mi invocación para que la escuchéis.
Escuchad bien, abrid las orejas,
pueblo de Galicia, pueblo vencido de Galicia,
trabajadores asesinados de Galicia:
"Pregunto por Roi Xordo, amigo de la gente.
Llena de gente sea laría,como un campo en la siega.
Como un campo en la siega sea el cielo poblado de buitres.
Poblado sea el mundo de buitres muertos,
muertos en el exacto instante de enterrar la cabeza
en las visceras de los vencidos en la guerra de los siervos,
de los vencidos en la guerra de los siervos nazcan cien hierbas
largas.
Largas sean las voces de llorar, como espadas.
¡Espadas las quebradas para siempre en Galicia!
En Galicia la palabra de Roi.
De Roi el Sordo, el Padre, la palabra de hierro.
De hierro las iras de los poderosos, de los que yo no amo.
No amo el día de hoy.
El día de hoy en el que los hombres del mío vuelven al trabajo.
Al trabajo y a la servidumbre mi pueblo volvió.
Volvió al mar y a la ría, a esconder los dulces cuerpos
podridos.
Podrida sea la esperanza
que nos ofrecen los señores más allá.
Más allá del mundo y más allá de Galicia,
más ídlá de las tierras y de las chozas nuestras.
Ill

XOSE LUIS MÉNDEZ FERRÍN
Estén las tierras coronadas de picos.
¡Picos de nabo fueran los castillos otra vez!
Otra vez vuelve el pueblo alrededor del castillo.
El castillo y la Iglesia otra vez
aplastan al buen pueblo de Roi Xordo.
Roí Xordo, hermano.
Hemiíino era de su hermano, todo era hermandad
entre los que llevabam el color del polvo.
D e polvo era el hermano
de cada cual. Y fue libre un instante
el polvo de alzarse sobre la gran tierra avasallada,
sobre la tierra de los hombres de tierra y las mujeres de tierra.
D e tierra fría es nuestro corazón.
Tierra fría no da pan.
Nuestro corazón recuperó a los que mandan sobre el corazón.
Sobro el corazón no nace ya el pan único
que nace en una noche de libre venganza.
E n una noche de libre venganza los de abajo fueron como
alondras
y vivos, o que diga,
libres y altos fueron y volaron m á s alto.
M á s alto volaron que las torres de Dios.
D e Dios dejaron la palabra y la palabra acogieron de RoL
D e Roi el Sordo, de Roi el que está sordo y no oye
la palabra de Dios.
D e Roi sembraron la palabra como una simiente
cobijáronla en los ojos y en la mano.
E n la m a n o izquierda empuñaron una curva y limpia hoz.
U n a hoz fue la palabra de Roi,
el que era sordo a la palabra de los ricos.
D e los ricos ardieron las altas torres y cayeron alegres sobre
el suelo.
El suelo de Galicia fue de los hombres del suelo.
D e los hombrea el tronar espantó a los cuervos.
Espantó a los cuervos y a losricos,y a las potestades y a los
tesoros.
Y no espantó al jilguero, ni a la flor de la aliaga, ni a los
rayos del amanecer.
Los rayos del amanecer fueron la cosa
m á s alegre que hubo nunca en Galicia.
Pero los hombres volvieron a su surco como ovejas.
152

XOSE LUIS MÉNDEZ FERRIN
Como ganado volvieron a ser ganado en las cuadréis.
E n las cuadras, bien espiadas por el perro.
Por el perro las ovejas seguirán siendo ganado.
Ganado para siempre tu pueblo.
Tuyo, Roí Xordo, que ya estás para siempre sordo.
Sordo está el pueblo y m u d o y frío.
Frío será para siempre el ojo del buitre.
El buitre sea para siempre ave maldita.
Maldito sea el día en que refluyó el mar.
El mar llore para siempre a los vencidos.
Los vencidos serán un día rescatados.
Rescatada sea la palabra que duerme aún en el siexvo.
E n el siervo germine la flor.
La flor germine en la puerta de la choza.
La choza nos cobije.
La libertad se llama choza.
La choza te cobije.
La choza cobije a las familias del trabajo.
Del trabajo renazca la flor que ha de llamarse choza.
Nacerá la palabra otra vez.
La palabra tuya, de Roi, de todos.
D e todos renazca el pueblo de Galicia de nuevo."
Por eso
mi voz, que aún
gusta la saliva y la sangre del vencido y no vengado,
dice: escuchad bien, abrid las orejas,
pueblo de Galicia, pueblo vencido de Galicia,
trabajadores asesinados de Galicia.
Pregunto por él, Roi Sordo, compañero de la gente.
(1) Roi Xordo (el Sordo) fue el jefe de una Hermandad de siervos alzados contra la nobleza tra^ acudir con sus quejas vanamente
al rey (1432). Los "irmandiños" destruyeron fortalezas y ahuyentaron a los feudales y durante cinco años dominaron Galicia, hasta
que unidas las fuerzas reales, las nobiliarias y las del arzobispo,
los derrotaron, y mataron a Roi Xordo. (N. del T.)
(traducción del gallego por Basilio Losada)

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Claudio Rodríguez

LA CONTRATA DE LOS MOZOS

¿Qué estáis haciendo aquí? ¿Qué hacemos todos
en medio de la plaza y a estas horas?
Con tanto sol, ¿quién va a salir de casa
sólo por ver qué tal está la compra,
por ver si tiene buena cara el fruto
de nuestra vida, si no son las sobras
de nuestros años lo que le vendemos?
¿ A cerrar ya? ¡Vamonos pronto a otra
feria donde haya buen mercado, donde
regatee la gente, y sise, y coja
con sus manos nuestra uva, y nos la tiente
a ver si es que está pasa! ¿ A qué otra cosa
hemos venido aquí sino a vendernos?
¡Y hoy se fía, venid, que hoy no se cobra!
Es tan sencillo, da tanta alegría
ponerse al sol ima mañana hermosa,
pregonar nuestro precio y todo cuanto
tenemos de hombre darlo a la redonda.
H e m o s venido así a esta plaza siempre,
con la esperanza del que ofrece su obra,
su juventud al aire. ¿ Y sólo el aire
ha de ser nuestro cliente? ¿Sin parroquia
ha de seguir el que es alquiladizo,
el que viene a pagar su renta? Próspera
fue en otro tiempo nuestra mercancía,

156

CLAUDIO RODRIGUEZ
cuando la tierra nos la compró toda.
Entonces, lejos de esta plaza, entonces,
en el mercado de la luz. Ves ahora'
en qué paró aquel género. ¡Contrata,
lonja servil, teatro de deshonra!
¡Junto a las duras piedras de rastrillo,
junto a la hoz y la criba, el bieldo y la horca,
ved aquí al hombre, ved aquí al apero
del tiempo¡ ¡Junto al ajo y la cebolla,
ved la mocil cosecha de la vida!
Ved aquí al mocerío. A ver ¿quién compra
este de pocos años, de la tierra
del pan, de buen riñon, de m a n o sobria
para la siega; este otro, de la tierra
del vino, algo coplero, de tanta corta
talla y tan fuerte bra^o, el que más rinde
en el trajín del acarreo? ¡Cosa
regalada ¡
... Y no viene nadie, y pronto
el sol de junio irá de puesta. Próspera
fue en otro tiempo nuestra mercancía.
¡Pero esperad, no recordéis abort¡
¡Nuestra feria eátá aquü ¡Si hoy no, mañana;
si no mañana, un día¡ Lo que importa
es que vendrán, vendrán de todas partes,
de mil pueblos del mundo, de remotas
latrías vendrán los grandes compradores,
os del limpio almacén. ¡Nadie recoja
su corazón aún¡ Y a sé que es tai de
pero vendrán, vendrán. ¡Tened la boca
lista para el pregón, tened la vida
presta para el primero que la coja¡
¡Ya sé que hoy es igual que el primer día
y así han pasado una mañana y otra
pero nuestra uva no se ablanda, siempre,
siempre está en su sazón, nunca está pocha!
Tened calma, los oigo. Ahí, ahí vienen. ..
Y así seguimos mientras cae la tarde,
mientras sobre la plaza caen las sombras.

157

JOAQUIM

HORTA

LOS

DESGRACIADOS

Es preciso hablar de España y de sus pueblos.
Hablo de lo que veo y iio de lo que m e explican.
Hablo seriamente de lo que todos llevamos escrito en el rostro.
Estoy (11 l,jii, iego, un lugar como tantos otros
(¡e esta trágica y desgraciada tierra.
Estamos en el año veintitantos de la Fiesta.
l)i' pronto, las campanas anuncian
el gran Esipectáculo.
Los habitantes del lugar, en número de novecientos,
adormecidos desde hace mucho tiempo,
se movilizan, siempre adormecidos,
y, con cansado paso y mirada vacía,
se encaminan, con la piel de cordero a la espalda,
hacia la casa más grande de estos íilrededores.
N o hay escapatoria posible.
Porque, dicen, si no cumplimos
con las sagradas obligaciones,
el amor se convertirá en odio,
la amistad, en enemistad,
el trabajo empezará a escasear,
la sequía malogrará la cosecha.
" pasarán cosas terribles
\
— l o profetiza el T-ecretario del Omnipotente—,
alguna terrible calamidad
caerá sobre los desgraciados
que, pin la Luz sahadora,
prefieren pascar, a esla hora,
para escuchar el trinar de los pájaros, libres,
aspirar el hálito de la tierra
o contemplar los sembrados que crecen bajo la m a n o del hombre.
Pero no. Es preciso cumplir. Cumpliremos todos.
]\os pondremos en fila,
nos colocaremos la careta de borrego, como todos,
y empezaremos a andar,
con el traje del domingo bien cepillado,
y entraremos por la puerta grande del circo
a contemplar, el sacrificio inevitable.
Cuando llegue este momento,
158

JOAQUIM HORTA
cuando el silencio sea roto
por el llanto de los niños,
a los que ha despertado el ruido de las campanas
y el eco de los cantos
de las ratas de sacristia,
entonces pensaremos en las palabras
de las viejas de la villa,
las que, con los ojos desorbitados, nos dicen,
repitiendo las palabras del a m o :
"¡Qué desgracia. Dios mío!
¡Todo es tan terrible!"
Y entonces, precisamente entonces,
en este ambiente apocalíptico,
esperaremos confiados, una vez más,
el rojo sol del amanecer,
que nos iluminará el mañana.

(traducción del catalán por José Batlló)

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Manuel Vázquez Montalbán

EL SUICIDIO DE MITIA KARAMAZOV
Era más extranjero que tú
m á s triste que tú
de ti me olvidaré cuando llegue el invierno
y no hablaré de ti a otros extranjeros
pero de Mitia
hablaré siempre y esperaré inútilmente su regreso
en alguna pleamar, inmóviles también sus ojos
grises, sus manos que nunca m e empujaron
hacia el lecho con remordimiento
sus manos
que nunca m e pagaron y a veces aceptaron
el poco dinero que dejan los muchachos
con lentes
bifocales y blancas camisas con iniciales
o los campesinos que vienen a ver el mar
y m e encuentran
como tú, como él, en esta postal de typical
con la blusa escotada, negra, un collar de conchas
y aquellos zarcillos de plata que m e regaló
mi novio
cuando aún era probablemente doncella y cantaba
pero Mitia
siempre m e miró como a un mar sin orillas
no como a un charco de imposibles naufragios
y a veces m e contaba incomprensibles historias
hermosas porque ocurrían siempre
siempre en otro puerto

161

M A N U E L VAZQUEZ MONTALBAN
y dime tú que has leído tantas palabras
dime si puedes entender cómo un extranjero
cansado
de cien puertos con cien grúas iguales, de cien
Estrellas del Sur repetidas, desguazados, con tripas
amarillas y lonas que no huelen a brea
que huelen a gas-oil
cansado de cien novias de marino como yo
dime tú
c ó m o puede aguardar la llegada
do un barco de nombre extranjero y al aparecer
en la bocana con todos los cañones en la proa
embarcarse
en una motora abandonada, apuntarla
hacia la quilla gris que avanza como un hacha
y estrellarse como un cohete de carne y madera,
cansadas
y luego entre los remolinos ¿qué harán las rosas
escarlatas enviadas por su hermano Iván, asesor
de la Casa Blanca en asuntos espaciales y marinos?
vamonos, la noche es larga y sólo tengo recuerdos
de amores perdidos, como tú
que seguramente contarás
cómo te abandonaron y cómo la mataste
carta a carta
con dosis de tristeza que la hacían culpable
él
la hubiera matado y se hubiese echado a llorar
pero tú no eres bastante extranjero para eso
y yo
a m o a los extranjeros porque no les entiendo.

162

José Miguel Ullán
HOMENAJE A MIGUEL HERNANDEZ
ya todo satisface a tu natural forma
de madurar lo h u m a n o
la caricia en su sitio
definitivamente
aunque no suene el himno
ni te inclines total y siempreviva
como la vez primera
sólo que en ti
compraste lienzo ya
compraste soledades para bordar migajas
y h e m e aquí acurrucado
presidiendo la mesa
sentenciando las zarzas
si te gust£Ln las moras
y se realiza el vino
dulzón como panales
m i dulce abeja dulce
hoy detenida así
mirándome sin quejas
bajo el manzano familiar
repletos
turbiamente repletos
en la acequia del hombre campesino
el tazón rebosante
de ternura caudal
repleta de alborozo
opuestamente cálida
hasta que resuriamos
qua no crezca la tapia renovada
ni se escancie la sangre de las uvas
toma m i jarra amor toma el pedazo
de saliva mejor construye el m u n d o
y pónmelo a la altura del aliento
para que paladee tu manera
de dormir los colores y aventar las espinas
sin arañar siquiera

M8

JOSE MIGUEL ULLAN
posándose de lleno la paloma más última
sobre lus hombros vírgenes
en que buscaba un pozo
y tan sólo hallé sombra
pero qué amor qué siesta
tan sin dormir
para rememorarse sobre tus verdes párpados
lejos del rascacielo de la zona dañina
en que se gesta el viaje
hacia duras prisiones
porque quisieron tanto
como tú y yo
grazna la ju\entud grazna el tesoro
y cuantas melodías colecciones
para en vísperas noche y otras noches sin víspera
desplegarse feliz
y temblorosa
sólo ante mí la paz adquisiciones
a fuerza de calor y no disparos
a fuerza de poblar surco tras surco
y no los camposantos
pliega el visillo ayer y date al hoy
para llegar temprana a mi impaciencia
después de tantos años
después de tantas lluvias
sobre tu asentimiento
ando c o m o nervioso
porque regresas nueva
como un flamante lienzo
y una almohada con flores
que dañaron tus dedos
estoy aquí mujer abre la puerta
sorpréndeme robándote la espera
acurrucado aguardo
prepara las esposas
p ó n m e a punto de abrazo vespertino
recuerda bien mi niñez ya presentida
el asombro de hablar de orihuela
con m á s pan de centeno en los mandiles
no digas que esta noche

164

JOSE MIGUEL ULLAN
no digas que m e amas
sentencia amor sentencia
y abrázate dolida al limonero
que empieza a sofocarme
la bruna venda joven
diecinueve peldaños de eso que llaman paz
y latentes quedaron tus pasos como puños
hasta llegar a m í
mirarme y presentirme
dejar el cántaro
depositar la lágrima
y contar cómo afuera se nos murió miguel
así
sencillamente
llorándole un barrote de la celda
de puro milagrito
españa mía.

Salvador García-Bodaño
profecía en la TINIEBLA
Sé que en cada tumba
se encuentra una espada
esperando.
Sé que en cada muerto
pervive un g i o
rt
esperando
Sé que para aquella derrota
hay una victoria
esperando
Lo sé
M e lo dicen vuestros nombres
Sobre las losas
esperando
{trad, del gallego por Basilio Losada)
165

S

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N

O
O

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3

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2

José Angel Valente

SOBRE EL LUGAR DEL CANTO
La mentira y sus vastagos.
El odio
espeso y su constelación de sombra.
L a cólera terrible de la tierra
que no alimenta la raíz del aire
y se acuesta en la tierra boca abajo.
La palabra que nace sin destino.
L a sangre que no siembra m á s que sangre.
El pan desposeído de la casa del hombre.
La opaca caridad del rico sórdido.
La simonía de la inteligencia.
El miedo y sub profetas.
U n fruto triste se desgarra y cede
m á s débil que su propia podredumbre.
Esta es la hora, éste es el tiempo
—hijo soy de esta historia—
éste es el lugar que un día
íue solar prodigioso de una casa m á s gremde.

167

Manuel Aragón

SEGINDA MIRADA PUBLICA
Por los reventados de las décimas horas
por los reventadores que acumulan riquezas
por los amigos de sábado y de vaso
por los amigos golpeados por el odio
por los poderosos de la cruz y la espada
por los poderosos de la migaja y el soborno
y por todos los desahuciados de la tierra
he llegado hasta aquí.
Por las enfermeras manchadas de sangre en el frente de Madrid
y por la gendarmería de Míese Tshombé
por loa griegos manchados reventados asesinados
y por los cancerosos abortos de Hiroshima
por el corazón a cuatro voces del señor Foster Dulles
por las guerras de China y por el papa Pío XII
por Cuba la linda sin sonrisa
por Patricio Lumumba y por la guerra de Argelia
por los bonzos quemados en Saigón
por los paracaidistas que libertan Stanleyville
y por e bra^o carismático de Salan y Lagaillarde
l
he llegado hasta aquí.
Por el Korean Military Advisory Group
y por Emmet Till muerto al empezar
por las llamadas febriles del Pentágono
ipor Little Rock y por MacCarthy
por los submarinos Polaris en las costas de China
por el ardor guerrero del general Mac Arthur
por el barrio de Harlem cercado aporreado y enmudecido
por los negros de Harlem conducidos por los comunistas
por el que murió por nada en la ciudad de Dallas
por la General Motors Company por Maxwell Taylor
y por el libre mundo de Goldwater y Johnson
he llegado, he llegado hasta aquí.

168

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I

Carlos Sahagún

POEMA DEL GOLGOTA
Uno de los soldados, con una lanza
le traspasó el costado, y salió al punto
sangre y agua.
S A N JUAN, 19, 34.
De corazón adentro se puso el mundo triste,
y era un día cualquiera, como todos,
un poco menos claro y más sombrío
con el sol escondido tras los últimos montes.
Pasó una nube negra y vino otra
más negra aún, y no llovieron. ¡Malos
eran los tiempos para la cosecha,
mala intención llevaba el aire, andaba
por mal camino la esperanza, olía
alrededor a muerte, a muerte, a muerte!
Pensamos que llegaba la redención, pensamos
lo hermoso que sería ver saltar de las piedras
surtidores de agua, surtidores
altos de fe, pensamos
que volvería la recolección
del trigo, y los manzanos se alzarían
puros, y morderíamos sus frutos
como s nunca hubiésemos pecado,
i
Pero la tierra sigue, como entonces, vacía,
están
secos los ríos, las ovejas solas,
ya no saben qué hacer los hombres, somos
papeles rotos, corazones rotos,
y vamos y venimos llevados por el viento.

170

CARLOS SAHAGUN
D e Ti para mí, dime. Señor, qué es lo que pasa,
dime qué luz antigua se ha perdido,
qué alambradas de fuego nos alejan
de tu reino y nos ponen vieja el alma,
dime por qué está oscuro todo, danos
ese blanco pañuelo de la paz, esa fuente
viva, tan tuya, tan de nadie.
Q u e es una sombra demasiado larga
la de tu Cruz, y asusta verla en pie,
dominando la tierra con su mirar de árbol.
Tú sabes que los hombres somos buenos
ladrones, y quisiéramos
robarte un poco de alegría, porque
no nos parece justo que T ú estés impasible,
feliz en el azul radiante. Deja
correr tu sangre iluminando valles
profundos, desbordarse cómo un río,
para acabar filtrándose en la tierra.
Q u e tus palabras bajen, caigan
humanamente sobre nuestras manos,
e o m o monedas y milagros. Deja
que te veamos, quítate esas nubes
de delante, sostennos, ay, en vilo.
Y a esa higuera maldita que llevamos
todos dentro, sdn vida casi, dale
tu agua pura, y que crezca, y que le salgan
hojas verdes, como si ya estuviera
abierto el cielo y viéramos brillar de nuevo el sol.

171

M l Q U E L BaUCA

U N A VEZ MAS...

Una vez más, anoche, he vuelto a pensar
que s no te hubieras muerto como te moriste,
i
yo, en verano, habría recogido para t
i
muchos haces de leña seca para quemar
en invierno, en la hoguera, y para que tú
pudieses adormilarte junto a la llama. Entonces,
tus sueños habrían fluádo por cMminos de ternura
y se habrían llenado de pequeñas islas de felicidad,
pequeñas islas contra mi triste adolescencia.
Por Santa Margarita, habríamos ido a la feria del pueblo
y después a ver el mar.
Cuando la vejez te hubiese rendido,
yo mismo te hubiese hecho un cayado de acebuche
y los verderones habrían trinado entre las amapolas.
^o llevaría unos pantalones remendados y descoloridos
y e sombrero de paja m e taparía un poco los ojos.
l
Cuando las higueras que están cerca del camino
hubiesen emipezado a dejar caer las hojas,
yo mismo habría preparado un poco de tierra para tapamos
los dos, si no te liubieses marchado haciendo aquella carcajada
de muerta.
(traducción del catalán por José Baüló)

172

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'••.••«

:í3r

Joaquín Marco

AQUELLOS TIEMPOS, ¡AH!
Cuando éramos niños
metíamos petardos en los botes vacíos
que volaban al aire, junto al viejo mercado.
Cuando éramos niños
y al salir de la escuela
íbamos a una fuente a jugar con el agua.
Cuando éramos niños
y millares de hombres morían en Hispana
comíamos pan negro, pan triste, pan cansado.
Fue entonces. En las Rondas
atracaron el Banco. Oímos los disparos
desde el triste colegio de ora pro nobis, pro nobis y
pro nobis.
¡All, los fríos inviernos de los años cuarenta!
La venta clandestina de pan, aceite, cigarrillos negros.
¡Cuánta sangre, señor, vertida en sanatorios!
Y seguimos comiendo
pan negro, pan triste, pan cansado.
¡Los pobres! Tanto es así, que los niños de entonces,
aún hoy, no somos hombres.

174

José Batlló

C U A N D O EN LA PAZ DE LA N O C H E
estalla un verso como un rayo
de luz, como un dolor
que se grita en comunión,
salto de la cama,
corro por la casa buscando
no sé qué, una ventana
o la luna que no está en su guardia.
Hasta que la paz
vuelve a posarse lentamente
sobre mis ojos,
m e arropa con su silencio
y acompasa los latidos de mi corazón,
por unos instantes apresurado.
Pero yo espero,
espero el momento en que el verso
que estalle
no sea un verso aislado,
no sea un rayo de luz,
sino una aurora que rompa
el horizonte de parte a paite.

175

JOSE BATLI.O

Y O QUISE C O N T A R HISTORIAS

reales, coscis que vi,
recoger en papel pautado
lo que el pueblo cania,
pero tuve mal oído,
fui incapaz
de dar una nota
acertada.
Y ahora, disonante,
voy clamando mi desgracia,
olvidado de un tiempo arrogante
en que la voz era libre
y sabia,
como una campana.
Pero iniento,
no dejaré que muera jamás
mi sangre, no dejaré
que mi palabra sea pasto
donde engorden siempre
las mismas vacas.

176

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CARTAS

LETTERS

CARTAS

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LETTERS

Colombia, julio 10
.. .por fin el viaje al soñado Amazonas. Con Eduardo Perilla, que
m e acompañó antes a visitar a los Cunas, en la costa del Caribe
(le Colombia (donde las muchachas se ponen un lindo anillo de
oro en la nariz). Y aquí, al Amazonas, venimos a buscar a A m é rica, y aj hombre de América, América antigua que es para mí
la América del futuro. Venimos a buscar indios, mitos, sueños. Y
a Dios. Las antiguas revelaciones religiosas recibidas por el hombre
(sn estas selvas. En muchas ciudades de América se vive ya en la
época Post-cristiana. Aquí en el Amazonas se está m á s bien cerca
del Génesis. Al comienzo del m u n d o la gente vivía en un m u n d o
oscuro sin árboles y sin sol, dicen los Yaguas. También dicen que
hace mucho tiempo los Yaguas vivían en un lugar alto, arriba en
el cielo y que esa parte del cielo estaba llena de animales de cacería. Los Huitotos hablan de un primer período de oscuridad, cuando aún no existía el sol y la luna ni las plantas cultivadas, y los
hombres por entonces no se distinguían de los animales y comían
tierra. Hacían tortillas de tierra, las tostaban y se las comían. Al
principio todos los hombres tenían cola. En la noche les cortaron
la cola, pero no se las cortaron a todos y entonces unos se quedaron
siendo monos. Y los Boras dicen: Al principio no había nada en
el mundo, sólo ejdstía M a Achu Pibeebe (Nuestro Padre del Cielo) y éste creó el mundo. Primero hizo el agua, la tierra y por
último el hombre, y la tierra tenía la forma de una fruta de pan;
Los primeros hombres no se distinguían de los animales, no sabían hacer nada y comían tierra. El árbol de la vida para los Bo'
tas es la palmera de pifayo y a sus pies corre un manantial de
agua. E n el Amazonas todas las tribus hablan del Árbol de la Vida.
Los Huitotos viven más bien lejos del Amazonas, pero naturalmente han oído hablar del río, y se imaginan que la muerte es ese
gran río que corre hacia el Oeste y que por él van todas las almas
a reunirse con Dios y con los antepasados.
H e m o s visto como algo mágico, desde un caserío de Tícuros
que estábamos visitando, un trasatlántico de Liverpool navegando
en plena selva, rumbo a Iquitos. Es bello navegar en una canoa
sobre las aguas quietas que hierven de pirañas. Las muchachas
ticuras nos han sonreído con sus dientes cortados en forma de
áerra (como los de las pirañas). H a y anacondas que destrozan entre sus anillos una canoa con gente; hormigas que en pocos minutos devoran a ima persona viva dejando limpio el esqueleto, y
179

plantas carnívoras que apresan a un hombre y lo estrangulan y
plantas que producen visiones. Millares de gaviotas atacan a picotazos a un hombre si va solo en su canoa y lo devoran. También
esta región es la de la siniestra "Casa Araña" de la Vorágine. Estuvimos en selvas del Brasil y el Perú, y Colombia. Aquí convergen los tres paíaes. Pero te diré una cosa: he oído una canción
ranchera mexicana en la noche del Amazonas. H e visto los salvajes peces de colores estar siendo empacados en cajas forradas de
plástico para Chicago y Miami. América es una sola y está unida.
Semanalmente están viajando los monos a Nueva York. ¿Por qué
los poetas no viajan también en esos aviones, con la facilidad de
los monos, hacia l , selvas nuestras, de nuestra América? ¿Por
as
qué no vamos a hablar un poco con los indios para que nos den
pjitos y sueños y espiritualidad y fe? Talvez entonces tendremos
algo que cantar.
;
Saludos a Margaret y los niños. Unido en Xto.
ERNESTO CARDENAL

Asunción, 16 de febrero de 1966
... Espero que El Corno haya superado sus dificultades pecuniarias. M e cuesta creer que en México no haya gentes o instituciones
dispuestas a dar todo el apgyo necesario para que siga saliendo
una revista como esa, que honra al país en que se publica y que
tan vivamente refleja las nuevas direcciones de la poesía americana, así como la postura moral insobornable de los jóvenes creadores del continente. ..
MIGUEL ÁNGEL FERNANDEZ

180

N e w York, marzo 1966
... Les escribo rápidamente para que escriban rápidamente a
Mrs. Nelly Ermili Librarian^ Latin American Collection, Sterling
Library, Yale University.
Eduardo Costa, Julián Cairol y yo estuvimos leyendo con un éxito
increíble en Yale. Esta señora que conocimos es argentina y está
a cargo de un nuevo depto. en la Biblioteca Central de la Umversidad. Compró suscripciones y colecciones de Airón y la entusiasm a m o s para que adquirieran una del Corno. Escriban allí pronto.
Meg, gracias por el chain-letter. Dará resultado? Y o ya m a n d é
mis copias, por supuesto. Les mandé una suscripción al C o m o .
¿ Y a salió el último número?
M e alegra que hayan encéntralo las traducciones de Blackburn.
Pronto les envío m á s cosas y obra.
Y a tengo la prensa de imprimir y pronto inicio varias colecciones
de plaquets.
Conocimos a Octavio Paz, una persona magnífica. El participó en
un Congreso de Escritores que se hizo en N.Y. hace un mes. N o s
hicimos buenos amigos, es gran admirador de Airón. También Hó»
mero Aridjis estuvo por aquí, un tipo encantador. A m b o s los aprcr
cían mucho a Uds.
Eduardo Costa vuelve ahora a Bs.As. y regresa a N.Y. en Septiembre para enseñar en Stoney Brook University. Está m u y contento. Es m u y posible que m e dedique a vender suscripciones para la
press. N o dejaré de enviarles nuevas direcciones de interesados.
Aquí está Alien Ginsberg de regreso. Hizo unas lecturas geniales
con el padre y P. Orlovsky. Nos mudamos, nuestra nueva dirección es: 333 East 6th St.
N e w York N Y
Phone 677;9111
es una casa inmensa (rait
road house con 6 habitaciones, larguísima y llena de luz.
Evi
está enseñando artesanía, trabajando en un proyecto del east side
con niños de la región. E n julio nos vamos en un crucero como
guías bilingües entre el staff que llevará a 1.000 niñas por Puerto
Rico, Cartagena, Barranquilla y Jamaica. Estamos contentísimos.
Se imaginan, 1000 mujercilas en un transatlántico. Besos y abrazos
a ustedes y a los niños. Escriban.

LEANDRO KATZ

IM

buenos aires, mes de marzo

. .. por íin me llegó el ansiado corno, número hermoso, hay varia
cosas que quiero comentarte, violenta y necesaria la portada, testimonio de un país y de una época, muy bien, luego el maravilloso
kaddish de alien ginsberg. realmente asombroso, lo l í varias vee
pes, es increíble, los poemas de 1 bartolomé son buenísimos.
.
-yo conocía sólo uno de ellos, gran alegría al ver mis poemas
en tu revista, lo vieron gente de la loca poesía y de opium y
hablamos sobre este número, la carta de emesto cardenal es cálida y certera, muy lindo lo de jerome rothenberg... "aurora es
un corno emplumado", cuarto aniversario de este maravilloso poem a largo que es el corno, unidiid para los poetas del mundo, imál
genes desbordantes de las mentes e e américa.
Sergio, por mi parte
sigo trabajando mucho, espero para fin. de año la publicación de
mi libro "la noche y los maleficios".
cuando tenga noticias de
aquí te vuelvo a escribir, si m„e contestas, te pido me mandes la
dirección de ernesto cardenal, muchas gracias.. .y sobre todo por
poder yo también integrar la maravilla del corno, hasta luego y
escribe, un abrazo.
M A R Í A D E L C A R M E N SUAREZ.

Oxford, England - April 29, 1966

... I came back to Oxford on cheap flights wfhich luckily went vi
Istanbul. I is the most beautiful city I have ever seen, from Gult
hane, house of the king, a park on a point you see 15 km up and
down the Bosporus, mosques, apple trees in bloom, the blue sea
of Marmara, coming from egean. And the people are a l immensely
l
kind. It is also the new Constantinople on the road to India. Thousands cf foreigners, more or less m y type" "quote, sitting around
local chai (tea) shop on verandah turning en and looking out
at the street. And I did much the same but played chess which
I'm just beginning to learn to play with cleverness. Sold m y
ski parka and now have beautiful black Turkish leather coat. Friend
is bringing "Jerusalem" coat of white goatskin with radient fur to
keep warm. For everyday chess: black anc" white... Came back
to Brussels with hints on where the scene was (where m y flight
went) from a type "Pierrot L'lndien" Latvian showed up to Juju's
182

café. H a d lots of free smokes and places to stay and dinner which
I appreciated m u c h for I was absolutely broke, next morning hitchiked w / special car-ride stop over at Brugges which is full of
canals, got to Dunkerque, talked to people about hating U.S., got
on boat, ride w / Spaniards to Ix>ndon and tlien here. Sad in Brussels to see Merle Travis (great banjo player) losing his mind (so
he thought at least). I think on withdrawal from Heroin. That has
been in m y thoughts a bit, hearing m u c h gossip news about it:
Burroughs back in London on junk again, and Dylan so I hear
fixing now which is terrible, must be erasing all hash-surreal from
liis mind to m a k e huge blank tabula rasa.
Athens, too, v\fas marvelous. I got there on Good Friday and it
was swarming, happy, and I spent all next week with friends (Vassilikos, Greek writer and his wife, interesting surreal painter, Apostolis Panagopoulos, swarming assortment of English chicks. South
African Jean Seaberg looking girl with fantastic wise 23yr old
face). Also found Gregory Corso there and after just brief encounter at Princeton 2 years ago was bowled over by admiration seeing him now, he's doing modern version of Bajcchae and spends
most of his time counteracting hysterical literary set he hangs out
with. Kind of an invisible shield of goodness he has about him
to fend off such people with, like Chinese teh (moral force), as in
Tao Teh Ching. I don't know about his poetry but new respect for
the Beats as creators of a new psychology. S a m e time at Princeton
hear Ginsberg, Wieners, Ashberg were reading thanks to L e w M a c
Adams...
I have 2 issues of BW ready: one on L.A. poetry, one on PreColombian literature. Right now I'm going through all codices in
a book by Viscount Kingsborough which is 7 vol. each 6 ft by
7 ft and 3 ft thick. Biggest book in Bodleian and beautiful, 4 vol
of facsimiles of original codices, rest, Sahagun, Diaz del Castillo,
etc. H o p e to get permission to reproduce part of it for cover of
the issue. ..
Even philosophy promises to be fun. And above all else in my mind
I'm getting to work on the novel I've thought about for 2 yrs almost. I feel almost indestructible now after feeling destroyed before
leaving...
I was sorry to hear from Judith that Miguel had accident but she
said it wasn't too bad. Hope so. I l write her soon...
'l

ED
183

B o x 506, Temple, Maine. U.S.A. 4/22/66
• •. Sorry you've had such trials there. I hope someone has enough
sense to subsidize you without strings one day. E C E is a brave
thing, not just a publishing venture. So m a y b e you'll take a little
criticism which 1 would like to give you, from m y , admittedly,
strongly biased position. N o . 17 finally came, and I a m disturbed
by the increasing instance of political insistence. I k n o w these pressures exist, and certainly I feel as strongly as any about Viet N a m
or the incredible U S A machine, b u t — . A letter such as Roger Taus'
in 17 is thoroughly unfair, unwarranted, and causes a surface
irritation which is annoying only insofar as it is childish and
unnecessary. This business of 'political awareness', a tinge of pink,
which is no better than our capitalism (no worse) seems a bit
beside the point. T h o whole meaning of what happened in the
fifties was a putting on the line of what had been underground
for a long time, probably always, and the emphasis then was the
w a r m relationship bet^veen people, that w e had better things to do
than to try to repaii* the so-called 'big' concerns of the world,
which at best are pretty hoUow. N o w I find that there is a reversion
to the thirties, and I don't like it, quite frankly. It has absolutely
no place in poetry or art of any kind, no didactic cant does, and
w e still have better things to do. If there's enough energy left over
to write tracts, o.k., but it has no place in art, and I don't m e a n
to divorce art from life in any way, as you'll k n o w by m y o w n work,
but w e are concerned with foundations, not superstructures. Taus
talks about those not with us against us—that old hat again. H e
ought to be spanked. At the best art concerned with political coups
or strikes or any of that will be unintelligible without notes in
thirty years, at worst it's mawkish. Don't fall for it. E C E is too
good. I know that m a n y Latin American poets have suffered political exile and structures of all sorts. O.K. I sympathize. But that
is not the basis of their art, or shouldn't be. Just a thumbnail
example Allen will be remembered for Kaddish and the Sunflower
Sutra, a hell of a lot longer than for his public appearances in
favor of this or that reform—good as the reforms m a y bo. Gee,
I don't m e a n to rap knickles, but this is very important to m e —
that the protest is in the Ufe itself, not in talking about it. If it can
be talked—straight—o. k., but only the highest kind of talk can
do that. Letters like that one, or the 'I embrace you O Millions,
be it from Schiller or Giovannitti, are cither sally as in the case
of the letter, or embarrassing when they c o m e from a creator of
stature. (Beethoven always makes m e nervous for just the same
184

reasons. The millions are reached by Mozart.) So.: I hope you still
love.me. (Pound usually, though not al\y{iys, .makes the right division.)
The living comes clearer here, although there's a long fight
ahead, I know. W h a t has happened in the past six months has
taught m e more than the past twenty five years—a case of centering as I know Barbara would put it. love to you all,

TED

Box 506, Temple, Maine. 5/25/66
... The only reason that I may have fell a bit hesitant about saying
things as I did in m y last letter w a s from a fear that a cutting
edge might creep in from the circumstances of m y life here. A n d
that I didn't want to happen, since it would have clouded the issue,
and wouldn't have been fair to you or what I meant to say. Enough
examples of testiness which m a y be bnsed on nothing but constipation everywhere. Apparently you did take i in the spirit that
t
I intended, and so that is good, and a w a r m feeling to you. I still
do feel, though, that a letter like Taus' is a bit irresponsible—you
should have pubhshed it, but he shouldn't have written it. It's
the business of the green berets to feel that all w h o are not with
them are against them not a poet's, or anyone w h o feels at all
deeply or humanly. Y o u are right that these political concerns are
becoming more and more important to poets, and I, for one, deplore
it. It is a result of the swinging penduluan, from the just as unhappy condition of the fifties—the studied aloofness: We're above
t
all that. T h e air is great up here. H o w is i down there It seems
to m e that these things have to be met and faced on completely
personal terms. I try to do it here. Perhaps I don't succeed, or
only partially. True, there are no revolutions hero in the Maine
woods, but perhaps there should be. T h e type of grinding poverty
which I c o m e in contact with daily, the archaic structure of a
throughly decadent society (despite the obvious values) is not so
different in result from these things anywhere in the world, although the outward appearance of rock-ribbed N e w England 'integrity' m a y m a k e it appear different. If it were not for paper
technicalities this is as completely a dqjressed area as any place
included in the Apalachia program—only difference being that
it isn't included, and local apathy and ignorance won't even allow
185

this town any of the benefits of the surplus food distribution program. I do not find i necessary to wield banners or slogans bet
cause of these things. I appears to m e that i is in the living, not
t
t
in the shouting. When I see kids refusing to do military service,
it impresses m e far more than a l the noise we as poets may make
l
about the Viet N a m insanity. I make no secret of m y feelings on
the matter, but I feel that living is better proof than talk. Humaniy
concerns me, but only on the one to one individual basis. Mass
movements of any kind freeze m e to the heart.
, Well, i is spring
t
here now. And I've discovered a new way to walk to town. So in a
real sense I'm moving around. I wish i were possible to talk more
t
openly of the things which have happened and are s i l happening
tl
here. I can't, simply because there are people who could be hurt.
it all moves toward a resolution. That much I do know. In due
time i will all come plain.
t
Thank's for the good, understanding
letter. Hope to see No. 18 soon.
love and to Sergio,

TED

Just Published:

A POETRY READING AGAINST THE VIETNAM WAR
Made up of material read at the Poetry Read-Ins against the war
held in many campus and public halls this spring
edited by Robert Bly and. David R a y
Poems and prose pieces by General Araki, Abraham Lincoln,
Galway Kirmel, Lawrence Ferlinghetti, Adolf Hitler, John F. Kennedy, Louis Simpson, David Ray, William Stafford, Robinson Jeffers, I. F. Stone, George Hitchcock, Lyndon B. Johnson, Thucydides,
James Wright, Walt Whitman, Robert Peterson, Robert Greeley,
Robert Bly, the author of Ecclesiastes and others.
Published by THE AMERICAN WTHTERS AGAINST THE VIETN A M W A R . Letter-press. 64 pp. $1.00. Available in the larger
bookstores. Distributed by The Sixties Press. Mail orders: Sixties
Press Odin House. Madison, Minnesota, one dollar, postpaid.
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N O T A S SOBRE LOS C O L A B O R A D O R E S

VILJO K A J A V A abre nuestra pequeña sección de poesía finlandesa. Nació en 1909 en la ciudad industrial de Tampere, al oeste
de Finlandia. Poeta, periodista, escribe en finés y en sueco. Autor
de numerosos libros de poemas y novelas. Los poemas aquí traducidos pertenecen a Bueno es el Mar, libro triunfal que publicó
en 1950. . . A R V O T U R T I A I N E Ñ n. 1904 en Helsinki. Patriota radical, buen socialista, siempre opuesto a cualquier especie de dictadura, política o moral. Obras: Transformación (1936), Canto
en el circula de piedra f de hierro (1945), Yo amo (1951), Canto
del tiempo y el amor (1954), y Yo, descalzo (1962). Traductor de
Whitman, Lee Masters, MayaJcovski. . .EEVA-LIISA M A N N E R n.
1921 en Helsinki. Libros: Este viaje (1956), Cantos Orjicos (1960),
-Así pasaron las estaciones (1964).. .PAUL B L A C K B U R N n. en
Vermont en 1926. Vive en Nueva York. H a vivido en Europa y se
gana la vida traduciendo del español y el provenzal. . .ALLEN
GINSBERG, fundador de la Beat Generation, escribió América antes de su famoso Howl (Aullido), y lo publicó junto con éste, en
San Francisco, el año de 1956.. .JAN A R B ha publicado ya anteriormente en estas páginas. Tiene 20 años y nació en Colombia.
EL C O R N O E M P L U M A D O publicará próximam.ente su primer
libro de poesía. Es uno de los mejores poetas latinoamericanos, una
especie de Rimbaud del absurdo, una reencarnación de Lautreamont, atarantado todavía por los gases nucleares y el pop art, que
él integra a la poesía, y con ello, la renueva y la enrumba. . .X-504
también ha publicado ya en el corno. Pertenece a la generación de
poetas nadaístas de Colombia.. .ANTONIO SOUZA, industrial,
play boj Y dueño de una de las más importantes galerías de pintura de la ciudad de México. Fue cronista de sociales para la desaparecida revista S N O B . . . F E R N A N D O C A Z Ó N V E R A vive
y escribe en <}uayaquil, Ecuador. Estos poemas nos fueron entregados por su primo Miguel Donoso Pareja, otro poeta ecuatoriano
exilado en México.. .OSCAR J U R A D O n. en Manizales, Colombia^ hace 22 años. Es periodista.. . M E R C E D E S C O R T Á Z A R nació
en Cuba hace 25 años. H a vivido en Nueva York, y actualmente
reside en Puerto Rico, Escribe también poesía... A L V A R O M E D I N A A M A R I S nos envía esta prosa desde Cali, Colombia. Tiene
23 años...MIGUEL B A R N E T nació en La Habana en 1940. Activo poeta y revolucionario, tiene un libro de poesías La Piedrafina

189

y el Pavorrcal...MIGUEL A L B E R T O B A R T O L O M É es un joven
poeta argentino. Realiza con frecuencia viajes por el interior de su
país, leyendo sus poemas, como una especie de juglar de nuestro
tiempo. Es también entusiasta alpinista.. .CARLOS L E R E N A ALES O N ahíe nuestra antología de poetas españoles contemporáneos.
N. en Berreo hace 23 años. Estudia ciencias económicas y dirige
la revista SARRICO. Sus poemas aparecerán pronto en una antología de la poesía social española, que se editará simultáneamente
en México, París y Nueva York.. . Á N G E L G O N Z A L E Z n. en Oviedo en 1925. Vive en Madrid, es funcionario público. Premio ANT O N I O M A C H A D O de poesía en 1962. Libros: Áspero Mundo
(1956), Sin esperanza, con convencimiento (1961), Grado ElemenUtl (1962)...GABRIEL F E R R A T E R n^ en Reus, Tarragona, en
1922. EnsayisHa y crítico de arte, trabaja en una empresa editorial. Obra: D a nuces pueris (1960), Menja't una cama (1962)...
JOSÉ M A N U E L C A B A L L E R O B O N A L D n. en Jerez de la Frontera, Cádiz, en 1926. Vive en Madrid, vivió y fue profesor en la
U. de Bogotá, Colombia. Trabaja en la revista SELECCIONES D E L
R E A D E R S DIGEST. Tiene numerosos libros de poesía publicados
...CARLOS A L V A R E Z n. en Jerez de la Frontera en 1933. Su
libro: Noticias del más acá y otras noticias (1964>.. .JOSÉ AGUSTÍN G O Y T I S O L O n. en Barcelona en 1928. Premio R O S C A N de
poesía en 1956, v premio AUSIAS M A R C H en 1959. Obra: El
retorno (1955), Salmos al viento (1958), Claridad (1960), Años
decisivos (196])...JORDI S A R S A N E D A S n. en Barcelona en
1924. Profesor, narrador, ensayista y traductor. Tiene varios libros
publicados...JAIME GIL D E B I E D M A n. en Barcelona en 1929.
Licenciado en Derecho. Su libro: Compañeros de viaje (1959 I...
X O S E LUIS M É N D E Z FERRIN n. en Orense en 1938. Estudió
Filosofía y Letras en Compostela y Madrid. Tiene varios libros
inéditos y uno pubhcado: Voce na Neboa (1957).. .CLAUDIO
R O D R Í G U E Z n. en Zamora en 1934. H a sido lector de español en
la U. de Cambridge. Premio Adonais de Poesía 1953. Libros: Don
de la ebriedad (1954), Conjuros (1958).. .JOAQUIN H O R T A n.
en Barcelona en 1930. Impresor, editor y traductor. Obra poética:
Uoemes de la nit, home que espera^ páranles per a no dormir...
M A N U E L V A Z Q U E Z M O N T A L B A N n. en Barcelona en 1939. Ucenciado en Fil. y Letras y graduado en Periodismo. Redactor jefe
de la revista SIGLO 20 y encargado de la sección de política internacional de la misma. No tiene libro.. .JOSÉ M I G U E L U L L A N
n. en Villarino de los Aires, Salamanca, en 1944. Es estudia.nte. Su
libro en la -CoL E L B A R D O , Anvor Peninsular (1965).. .JOSÉ
Á N G E L V A L E N T E n. en Orejise en 1929. Fue profesor en Oxford,

190

Inglaterra. Vive en Ginebra, Suiza, en donde trabaja para la
U N E S C O . Premio A D O N A I S de poesía en 1954. Tiene varios libros de poesía.. . S A L V A D O R G A R C I A B O D A Ñ O n. en Teis, Pontevedra, en 1935. Estudios en la U. de Compostela. Ha publicado en
numerosas revistas gallegas.. . M A N U E L A R A G Ó N n. en Gijón en
1937. Su libro, L'n mundo que ganar, ha sido prohibido por la censura española...CARLOS S A H A G U N n. en Onil, Alicante, en
1938. H a sido profesor en la U. de Essex, Inglaterra. Premio A D O NAIS do poesía en 1957, y R O S C A N en 1960. Profecías del
agua (1958), Como si hubiera muerto un niño (1961)...MIG U E L R A U C A n. en Felanitx, Bajeares, en 1940. Estudia letras en
Barcelona. Obra: Una bella historia (1962).. .JOAQUIN M A R C O
n. en Barcelona en 1935. Es profesor en esa ciudad y trabaja en
una empresa editorial. Obra: Fiesta en la calle (1961). Abrir una
verUana a veces no es sencillo (1965).. .JOSÉ B A T L L O n. en
Caldas de Montbuy, Barcelona, en 1939. H a vivido en Andalucía
durante 20 años. Dirigió la revista L A T R I N C H E R A , y actualmente edita y dirige la colección de poesía E L B A R D O . Obra:
Los sueño.:; en el cajón (1961), La Señal (premio Guipúscua de
poesía 1964). Batlló, quien es tambiérí el representante de E L
C O R N O E M P L U M A D O en España, reunió esta antología, la que,
desafortunadamente, y por falta de espacio, hubo de ser reducida
y eliminados algunos otros poetas que él incluyó . . . FELIPE
E H R E N B E R G , el dibujante que ilustra este número, nació en México en 1943. H a realizado una exposición individual en los Estados Unidos, y participado en varias colectivas en México, donde
reside con su esposa (la conocida vidente Marta Ehrenberg), y
sus dos pequeños hijos, Matías y Yael.

CONTRIBUTOR'S N O T E S
George Bowering, w^ho rounded up this selection of Canadian poetry for us, writes: ".. .these are the voices of a dozen young Canadian poets, speaking from a l parts of North America—Canadians
l
move around a lot, not only geographically. W I L L I A M H A W K I N S
and D A V I D C U L L write from Ottawa, the nation's capital.
H A W K I N S , along with another poet, wrote a book of poems called
Shoot Low, Sheriff, Thefre Riding Shetland Ponies. CULL, formerly involved with the magazine TISH, in Vancouver, is learning to be a commercial pilot. ..DAN M c L E O D and J O H N N E W L O V E write from Vancouver. M c L E O D is the editor of the influential magazine, TISH. N E W L O V E has published three books,
191'

the most recent being Moving In Alone (Contact Press: Toronto).
H e has appeared previously in E L C O R N O E M P L U M A D O . . .
V I C T O R C O L E M A N is the young editor of the important poetry
magazine, ISLAND, and has been recently publishing books
as well. He lives in Toronto. In neighboring Hamilton, D A V I D
M c F A D D E N dodges the smog and writes heaps of poetry. He used
to edit tha poetry magazine, M O U N T A I N . . . Across the lake in
Buffalo New York, liv-s F R E D W A H , whose book, Lardean, was
•published by Island Press.. . D A P H N E B U C K L E , who was also
once connected witli TISH, lives and writes poems and stories in
Bloomington, Indiana!. .FRANK, D A V E Y is the editor of T H E
O P E N LETTER, and author of three books of poetry. H e lives, at
this writing, in Victoria, B. C , but is headed for Los Angeles...
NELS()i\ B A L L lives in Kitchener, Ontario, where he edits VOL U M E 63 and W E E D . . .LIONEL K E A R N S , already familiar to
: l the readers of E L C O R N O E M P L U M A D O , has recently lived
al
.in England, Cuba and Trinidad. Hid book. Listen George, was
.published by I M A G O , and has recently appeared in Swedish...
R E D L A N E , the young poet who died December 1, 1964, is stiU
being f l as a presence in Canalian poetry, as more and more of
et
his work is being published. This letter i one of many that will
s
soon be published, i is hoped, by I M A G O . Many of Canada's best
t
young poets can be read in a new anthology called New Wave Canada, pubHshed by Contact Press (9 Ivor Road, Toronto 12, Ontario, Canada) at $3.00. The book includes Buckle, Coleman,
CuU, Hawkins, McFadden Wah, as well as others." W e have included as well G E O R G E BOWERING's own work in this collection.
Bowering publifhed his second book. The M a n in Yellow Boots,
with E L C O R N O E M P L U M A D O . His f r t novel as well as another
is
book of verse are due out soon, and his poetry, short story and
criticism constantly appear in the important literary magazines.
He lives with his wife Angela in Calgary, Alberta, where he edits
I M A G O . A Canada Council Grant v i l take him to England this
yl
fall...PAIL B L A C K B U R N is a well-known poet and translator,
has appeared vvMth us before. He lives in New York City.. .LEAND R O K A T Z , a young Argentine poet now living in New York,
translated Paul's poems into Spanish... E D W A R D KISSAM is currently in Oxford where he continues to edit the bi-lingual BURNING W A T E R . More about him in his letter in this issue...]. D.
W H I T N E Y lives in Detroir where he edits the smallest (in size)
l t l magazine in existence, IT. . . C A R R O L L A R N E T T teaches in
ite
Springfield, Ohio. The poem here included i from his forths
coming book Through the Woods, soon to come out by E L C O R N O
E M P L U M A D O . . . WILLI A M L E O C O A K L E Y lives in New York
192

City. H e was recently published in K A Y A K . . .ALVIN GREENB E R G , teaching at Macsilester College in St. Paul, Minnesota, will
be leaving shortly for (|Mia on an exchange teaching grant. His
novel. The Small WiéesXis, £IiE available in limited supply from
EL C O R N O E M P L U M A D O . . . C . W . TRUESDALE's new book of
ui
poems In The Country Qfo^fk^/s Eye has j s t been released in
bi-lingual ediüon from |l^ £ 9 R N 0 E M P L U M A D O . Trueádale
also teaches at Macalester jCé|bge, and he and hs family lived
in Mexico six months this y^r'j. . M A R G A R E T RANDALL's new
book Make Happen will soon "be out by Hawks Well Press. Her
recent October i available from E L C O R N O E M P L U M A D O . . .
s
E L E A N O R A N T I N paints and —recently— writes poetry in New
York City, where she lives with her poet husband David Antin. ,.
S I M O N P E R C H I K lives and writes in Staten Island, New York...
E D S T O N E sends these poems from San Rafael, California where
he lives with his wife Mary.. .BESMILR B R I G H A M lives in Horatio, Arkansas. She and her husband often just pick up and
get into their old station wagon with their assortment of wild and
tamed animals and Ray's skills £s a travelling linotype operator,
and they roam one part of the world or another. Wherever they
are, she writes. W e became familiar with this poemi when they
passed through Mexico City last year, and are happy to be able
to publish this exciting new poet for the first time in a major l i
terary magazine...FELIPE E H R E N B E R G is our artist for this
issue. He lives with his wife Martha in Mexico City. Aside from
being one of the fastest rising young Mexican painters, he plays
almost every musical instrument around, builds fireplaces, has two
children, has created and written for various cultural sheets in
Mexico, and this yeaii has had shows in Philadelphia and New
York City as well as participating in group exhibitions elsewhere.

im

Labor

Editorial

de

la

Secretaría

de Educación Pública
La lectura establece siempre, de modo obvio, un vínculo entre el
libro y el lector, pero no siempre logra establecer un contacto permanente y vital entre la persona que lee y la lectura misma. Con
esto queremos dejar dicho que la lectura no se ha convertido aún,
por desgracia, en un hábito constante de gran número de personas, quienes menos que por una necesidad imperiosa, leen de un
modo eventual y en función, a lo sumo, de entretener o "matar" el
tiempo. A través de los C U A D E R N O S D E L E C T U R A P O P U L A R
tratamos de que se acreciente el número de lectores que no se limiten
a "matar" el tiempo con la lectura, sino que conviertan a ésta en
una actividad importante y orientada de su espíritu, al mismo
tiempo que sepan descubrir en ella el incomparable placer intelectual que encierra. N o se trata, pues, de "matar" el tiempo, sino
de recobrarlo. Recobrar ese tiempo precioso que una sociedad humana todavía mal organizada nos arrebata en el trabajo que no
nos pertenece y en la fatiga que nos impone el empleo irracionalmente usufructuado de nuestra energííi. De aquí el atributo de
popular con el que hemos calificado nuestros Cuadernos de Lectura. i\o basta con que se sepa leer; es preciso un aprendizaje para
que se aprenda a amar lo que se lee. Inducir al lector a que realice este aprendizaje es nuestro propósito.
He aquí algunos títulos:
SIMON BOLIVAR, por Carlos Pellicer.
C O L O N Y L O S VIKINGOS, por Rodrigo García Trevino.
ALIGHIERI E L DIVINO Y S U C O M E D I A , por Vicente Magdalen o.
L O S G E N E R A L E S D E BOLIVAR, por Demetrio Aguilera Malta.
L O S Ú L T I M O S DÍAS D E L P R E S I D E N T E M A D E R O , por Manuel
Márquez Sterling.
C A N T O A M O R E L O S , por José López Bermúdez.
C A R T A S INTIMAS Y ESCRITOS D E SILVESTRE R E V U E L T A S ,
por José Revueltas.
V I D A Y O B R A D E L P A D R E KINO, por Luis León de la Barra.
C L A U D I O B E R N A R D Y L A M E D I C I N A E X P E R I M E N T A L , por
Eva Mariel Krauss.
LINCOLN, L E Ñ A D O R D E A M E R I C A , por Sergio Mondragón.
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C o r r e s p o n d c i i eias

Two separate interviews

Una revista de poesía
(aparece cada dos meses)

JOHN ASHBERY AND
KENNETH KOCH
(A Conversation)

Director: Homero Aridjis
Co-director: Moisés Ladrón de
Guevara

PAl L CARROLL
interviewed by

núm. suelto: $ 6.Ü0/U.S.0.60
suscripción anual:
$ 30.00/U.S. 3.00

JOHN

LOGAN

(por avión, aumentar un dólar)
INTERVIEW

Saizrcdo 72

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México, D.F.

Se terminó de imprimir este libro
el día lo. de julio de 1966, en
los talleres de Impresora Alpha,
Juan A. Mateos 72 (Col. Obrera).
México, D. F. Se usaron tipos de
10 y 12 pts. Bodoni y se imprimieron 3,000 ejemplares bajo e
l
cuidado de Margaret y Sergio
Mondragón.

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PRESS

PATROCINADORES
Sr. Arnold Belkin pintura rifada a beneficio de el corno emplumado
painting raffled in benefit of el corno emplumado
Andrés y Graciela Boulton, Ciudad de México
Srita. A. B. Edwards, Washington, D. C.
R. H. Flood, Toronto, Ontario
Bernad A . Forrest, Beverley Hills, California
Instituto Nacional de Bellas Artes, Ciudad de México
p,.. .to Rabilotta, Ciudad de México
Jerome Rotlienberg, N e w York City
Secretaría de Fducación Pública, Ciudad de México
George Sugarman, N e w York City
C. W . Truesdale, St. Paul, Minnesota
María Eugenia Ulithoff, Ciudad de México

PATRONS

argentina:
costa

150

cruceiros /

rica: 5.50 colones / chile: 2 escudos / ecuador: 18 sucres /

guatemala:
m.n.

pesos / australia: 1 I b j brasil: 1000

/

States; 1

80

centavos / espafia:

panamá:

1

balboa

dollar / Uruguay:

/
15

60

pesetas / méxico: 12.50

paraguay: 90
pesos /

garantes

/ united

Venezuela: 5 bolívares

UBBARV

kajava - turtiaianen - m a n n e r - b o w e r i n g - kearns - w a h c o l e m a n - n e w l o v e - ball - m e leotl - m e fadden - buekle davey - eull - h a w k i n s - lane - blaekburn - katz - ginsberg belkin - arb - x-504 - sousa - cazón vera - jurado - Cortázar m e d i n a amaris - barnet - bartolomé - kissam - whitney arnett - coakley - greenberg - truesdale - randall - e. antin perehik - stone - b r i g h a m - lerena alesón - gonzález - ferra
ter - (jabellero bonald - álvarez - goytisolo - sarsanedas gil d e b i e d m a - m é n d e z ferrín - rodríguez - horta - váz
q u e z m o n t a l b á n - ullán - valente - garcía

b o d a ñ o - ara

g ó n - sahagún - bauca - m a r c o - batlló - ehrenberg - tur